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greso a Cuba de quienes se habían marchado por oponerse al régimen. Cierto relajamiento y cierta liberalización posibilitaron hablar un poco más abiertamente sobre la discriminación racial. Sin embargo, 125 mil cubanos abandonaron la Isla por el puerto de Mariel en 1980, entre ellos muchos negros y mulatos, santeros y homosexuales, rumbo a Estados Unidos. Era el prolegómeno del denominado Período Especial, que sobrevino a comienzos de la década siguiente. De esa época datan algunos intentos truncos de revitalizar el interés por el negro cubano, como el renacimiento de la antigua Sociedad de Estudios Afrocubanos como Fundación de Estudios Afroamericanos. Ni la Casa de África de Santiago de Cuba pudo reunir gran público, a pesar de ser uno de los principales referentes en tales estudios. Con énfasis en la religión afrocubana, las obras editadas a fines de los 80 y comienzos de los 90 no tuvieron la repercusión esperada. El mundo académico no puso las temáticas negras como prioridad en su agenda. Sin embargo, a partir de 1992 se perfilaron cambios. El Partido Comunista orientó a las instituciones de las ciencias sociales cubanas centrarse en el tema. El problema racial apareció en la escena, así como las denuncias a nivel político. El Período Especial, tal como habían anunciado las autoridades, ahondaría las desigualdades. En este panorama se hicieron muy visibles problemáticas tales como la prostitución y la discriminación racial, que nunca desaparecieron. En eso surgió el proyecto Color Cubano, de bastante difusión, aunque sin programa a corto o largo plazo. Si bien hubo iniciativas —con poca organización— para dar cuenta de la discriminación racial, el régimen atravesó años muy difíciles, que relegaron esa tarea y otras. La crisis de los balseros (1994) marcó un clímax en la debacle del sistema que, a pesar de todo, se sostuvo. La protesta y la crítica frente a la problemática racial se mantuvieron en plano de catarsis y reuniones informales. Un hito importante fue la celebración del aniversario 90 del Partido Independiente de Color (PIC), fundado en 1908, en la cual se anunció a toda pompa el futuro festejo del centenario en 2008. Fuera de lo académico se destacó, desde principios de los 90, la aparición del hip hop junto con un abanico de modalidades de protesta, como los grafitis. Las letras denunciaban, por ejemplo, que la policía pidiera siempre las credenciales de identificación a negros y mulatos, y muy pocas a veces a blancos. Algunos exponentes de este movimiento, que entusiasmó principalmente a los jóvenes, fueron invitados a eventos académicos que atrajeron también la atención de especialistas extranjeros hacia un debate muy productivo. Diversos eventos académicos relevantes tuvieron lugar en la Biblioteca Nacional, con una participación no espectacular, pero sí importante dentro del círculo de interesados por los temas. Hubo uno paradigmático: la proyección del documental Raíces de mi corazón, de la cineasta Gloria Rolando, que narraba la historia del PIC. Sin embargo, vino a difundirse por televisión para 2008 y por única vez. Esa censura denotó la falta de interés de las autoridades por la problemática racial y la ausencia de programa de lucha contra la discriminación. En resumen, la deuda del régimen en ambos aspectos sigue pendiente. Deudas pendientes hacia un 60% La representación de negros y mulatos en diversas actividades no resuelve el problema de la discriminación racial, pero sí ayuda sobremanera. En ese aspecto se debe trabajar y mejorar, puesto que las cifras disponibles no son aleccionadoras. En la participación política, los números son magros. El Foro trató diversos aspectos de la economía nacional y cabe 43