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¿Nuevo paso hacia la emancipación de
los negros cubanos?
José Hugo Fernández
clase y género en Cuba y el mundo
Escritor y periodista
La Habana, Cuba
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egún la clásica definición estalinista: “La
nación es una comunidad humana estable
históricamente formada y surgida sobre la
base de la comunidad de cuatro rasgos principales, a saber: la comunidad de idioma, de territorio,
de vida económica y de psicología.”
La creación del estado nacional, como consolidación de las estructuras de la nación, se inscribe en
el más amplio contexto del triunfo, ya sea de la
burguesía sobre el feudalismo o de la democracia
sobre la burguesía. El año 1917 se pudiera catalogar como inicio a la extensión de las fronteras del
régimen comunista y su pretensión de dominio
universal, que se tradujo en la exterminación total
de las religiones como fuerza espiritual, las cuales
habrían de oponerse al comunismo.
Con el arribo al poder en 1959 del Castro-socialismo en Cuba, se originó un clima de intolerancia
hacia toda manifestación o creencia religiosa para
insertar en los ciudadanos el adoctrinamiento del
proceso que se venía engendrando dentro de la
nación. La religión yoruba, proveniente de la mitología africana, ya era considerada por un creciente número de personas como sincretismo oscurantista (“cosas de negro atrasado”), pero
nunca antes se vio tan censurada. A pesar de discrepancias innegables, el catolicismo, por los
años 50, solo se limitaba a advertir la ignorancia
de la religión cristiana y la incorporación del santoral católico a este orbe mágico, porque el sentido religioso se desviaba esencialmente al utilizarse para el servicio del hombre.
S
Sin embargo, este orden mágico-religioso contaba con una notable cuantía de devotos, quienes
cohabitaban en plena armonía con los católicos.
Así queda evidenciado en la edición del 15 de
enero de 1956 de la revista “La Quincena” (de
ochenta páginas), en la cual primaba lo espiritual
por encima de lo económico y este ideal impulsaba a publicar “realidades positivas” de una y
otra religión. La revista no se limitó a publicar un
reporte de Pura del Prado sobre Reinerio Pérez
Quesada, Omó Changó, en su casa templo San
Benito del Palermo (Calle Pérez Andrés 55, Reparto de los Olmos, Santiago de Cuba). Este reportaje refiere la célebre procesión que el santero
realizaba por la ciudad, con su Changó en angarillas y una multitud detrás, los días 4 y 17 de diciembre. Ese mes culminaba con la fiesta del 29,
en que Pérez Quesada celebraba su aniversario de
santero.
Estas celebraciones serían eliminadas en unos casos y limitadas en otros tras el triunfo de la revolución. De ello da fe la erradicación de las procesiones dentro y fuera de las iglesias. Para llevar a
cabo cualquier acto o ceremonia relacionado con
cultos mágicos-religiosos había que solicitar permiso a la estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) más cercana y la solicitud generalmente era denegada de manera radical, con expresiones como “estos negros oscurantistas siempre con su brujería”.
El proceso que supuestamente traería abundancia
material y espiritual para el pueblo cubano, sumido en la mayor penuria, resultó ser el mayor