IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 6

Del editor

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sta edición de IDENTIDADES tiene acentuada particularidad en varios aspectos, sobre todo en la incorporación de once nuevos autores cubanos, particularmente jóvenes, con la consiguiente variedad de temas acordes al perfil de nuestra publicación que llevan a nuestros lectores realidades cotidianas y preocupaciones de la Cuba de hoy. Para nuestro equipo es muestra fehaciente de la circulación de la revista entre los más diversos sectores de la población. En la sección Raza, clase y género, los trabajos de Maricel Nápoles y Mathadela Tamayo,“ En los límites de la sobrevivencia …” y“ Percepción de discriminación ocupacional …”, respectivamente, ofrecen en apretada síntesis la visión de los estragos que se recrudecieron sobre la mujer cubana, sobre todo la afrodescendiente, como resultado de la crisis integral a partir de los años 90. Y resulta interesante la coincidencia de ambas autoras porque se refieren a puntos muy distantes de la geografía cubana: Santiago de Cuba y La Habana. Despidos laborales, imposibilidad de ocuparse en empleos mejor remunerados y las necesidades de la vida cotidiana han convertido a las mujeres afrodescendientes quizás en el sector más vulnerable de la sobrevivencia. Están sobrerepresentadas en los empleos estatales de servicios de tercera categoría, con salarios que no cubren sus más mínimas necesidades, en un mercado cada día más costoso e inasequible ante las prácticamente suprimidas subvenciones del gobierno. La única alternativa— tanto para ellas como para quienes no tienen empleo— es laborar en la economía sumergida: desde la venta callejera de los más disimiles artículos y la recogida de desechos para reciclarlos artesanalmente y usarlos en su trabajo, hasta la reventa de mercancías que salen de las redes del comercio minorista y escasean en los establecimientos estatales. En La Habana esta situación adquiere un matiz más lacerante, porque involucra mayoritariamente a personas que emigraron a la capital en busca de mejores condiciones de vida, pero que se han visto obligadas a vivir o más bien pernoctar en improvisados barrios con pésimas condiciones de habitabilidad. Aquí las necesidades de toda índole son más acuciantes y las vías para sortearlas, mucho más difíciles. Los afrodescendientes son mayoría en estos enclaves insalubres. Yusimí Rodríguez continúa en“¿ Llega la esperanza a los albergados de Regla?” a su trabajo publicado en el número 6 de esta revista, para abordar otro grave problema donde la mujer afrodescendiente ocupa también un doloroso lugar: la situación habitacional, que no se circunscribe a los cinturones de miseria que rodean la ciudad, sino que está presente dentro del perímetro citadino. Su análisis toma
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