Estado y sociedad
Graves problemas en el sistema de salud guantanamero
Rolando Tudela Iribar Ex preso político y sindicalista independiente Guantánamo, Cuba
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esde hace ya algún tiempo y con reiterada frecuencia, la atención médica en la provincia más oriental de Cuba va de mal en peor. Somos potencia médica y referente para muchos países hispanoparlantes de América. Incluso se han ponderado los logros de la biotecnología que colocan a Cuba entre el grupo de países desarrollados punteros en esta rama científica. Nada, que somos increíblemente muy capaces y competentes en las ciencias médicas a pesar de los pesares de un embargo o bloqueo. Así y todo, las cosas parecen funcionar fuera de toda lógica. Me centraré en mi región natal y de residencia, Guantánamo, donde las cosas no andan bien dentro del ámbito médico y hace ya más de una década que atraviesa por epidemias de dengue, cólera y otras. Debo ser lo más sincero posible, ya que el gobierno ha puesto recursos de todo tipo para el desarrollo de la medicina a pesar de ciertas circunstancias económicas, pero todo esto se contrapone a lo que está sucediendo cada vez con mayor frecuencia. Esto es alarmante, dada la naturaleza negligente e indolente que se refleja en los hechos. Hay casos muy bien documentados que causaron enojo y frustración entre las personas afectadas por no darse respuesta a sus demandas. Esos casos han llegado a desembocar en daños permanentes e incluso en la muerte del paciente. Muchas personas afectadas debieron someterse al quirófano en más de una ocasión, con el consiguiente daño psicológico para el afectado y sus familiares. Los males son mayores porque crecen el desasosiego, el miedo y la desconfianza entre la población. Se oyen con frecuencia comentarios sobre la negligencia de los médicos y personal de enfermería, que buscan beneficios pecuniarios y en su gran mayoría anhelan salir de“ misión” médica al exterior para poder resolver sus necesidades económicas. Poco o nada les importa tener siquiera un ápice de esmero y cuidado hacia las personas que atienden aquí. Hay testimonio de médicos que dan mejor atención porque les llevan un regalito y hasta aseguran que puercos y ovejas son bien aceptados. También se dan noticias inverosímiles, pero verídicas, de que luego de cesárea se presentan cuadros infecciosos que fuerzan a entrar de nuevo y con urgencia al salón de operaciones, los cuales traen su causa de gazas, guantes y hasta pinzas dejados por descuido en el interior de las embarazadas. Es tan espeluznante y dramático lo que ocurre en Hospital General Docente Agostino Neto, que su Sala 5-C del— Sala C del 5to piso— se denomina popularmente Sala 8, en alusión a un filme norteamericano de fines de la década de los 80 sobre una sala destinada a asesinar a la gente para vender sus órganos. Un caso me involucró de manera personal y me motivó a escribir a pesar
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