Identidad y Pertenencia. Guanajuato Nuestras historias | Page 8
PRÓLOGO
DE MEMORIAS
Y PERTINENCIAS
La primera imagen que viene a mi mente cuando evoco el nombre de Identidad y
Pertenencia es aquella de la maestra Rosaura –interpretada por la belleza inmarcesible de
María Félix– viajando entre páramos desiertos y nubes de Gabriel Figueroa hasta el lejano
pueblo de Río Escondido (Emilio Fernández, 1947), donde, a fuerza de educar al grupo de ni-
ños indígenas de todas edades que asiste al salón de clases, logrará vencer no sólo al cacique
del lugar que tiene cautiva al agua, sino a la peor de las fuerzas oscuras que asolan a México:
la ignorancia. La propia Doña profiere un paroxístico discurso, frente a una cincuentena de
chamacos azorados, donde les dice: “Vengo a enseñarles lo poco que sé, para que mañana
sean hombres y mujeres útiles y puedan luchar por la regeneración de Río Escondido, de Mé-
xico y del mundo. Cada letra y cada número que aprendan será un escalón en el camino que
habrá de llevarlos a la verdadera libertad, la libertad del miedo, de la miseria y la extorsión”.
Cada vez que veo esa película y la escucho decir esas palabras no puedo evitar sentirme
emocionado. Debo confesar que hay veces, incluso, que mis ojos se han anegado. Viajo hacia
San Miguel de Allende a impartir uno de los talleres para Identidad y Pertenencia, pensando
en el país convulso en que vivimos y en la desesperanza que muchas veces me provoca.
Pienso también en lo que voy a encontrarme cuando llegue a mi destino: un grupo enorme de
jóvenes ávidos de saber, reunidos en un salón o en un auditorio, con más preguntas –acom-
pañadas por más humildad y más hambre de conocimiento de las que jamás me harán en el
CUEC o en el CCC–, dudas legítimas sobre el quehacer documental, sobre cómo establecer el
punto de vista respecto a lo que se cuenta, o sobre cuál será la mejor estrategia para retratar
a un personaje o un paisaje habitual para ellos y desconocido para mí. Tan abrumado como
encantado por su interés, las palabras de la maestra Rosaura vuelven a mi mente: “Vengo a
enseñar lo poco que sé…”
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