eternos y flamígeros
latidos de un corazón
introducido en plena
agonía
#27
Fue en ese momento
cuando me escondí detrás
de un arbusto que se
encontraba a unos cuantos
pasos de distancia- no
puedo creer lo que estaba
s u c e d i e n d o e n e s a
adorable playa. Era tan
a s o m b r o s o q u e m i s
nervios se alteraron de
s o b r e m a n e r a
convirtiéndose en una
silueta cada vez más alta
cada vez más esbelta en el
intervalo del tiempo y del
espacio. -Su forma se
transforma y humaniza
tomando la imagen de una
joven de piel blanca
l l e ga n d o a u n m a t i z
azulado. Su cabellera me
rodea con sus formas
sensuales.
El impacto de su belleza
parecía adormecerme. Y
en ese instante, cuando
me di cuenta que no
recordaba nada de lo que
ocurrió después de salir de
la casa y llegar al arbusto.
Su belleza rayaba en lo
mortal e inmortal- tal y
como se quiera ver-. El
tenerla cerca me resulto
bastante seductor. Un
beso en el hombro, en el
cuello, en la mejilla, en la
boca. Todo un suceso. Me
pregunto quién no quisiera
dejarse llevar por sus
besos a donde quiera que
vayan sus senderos.
Ahora vivo de noche.
D e s p u é s d e n u e s t r o
encuentro nos dirigimos a
la orilla del lago. Nos
dirigimos a un lugar. Y vi
c o n a s o m b r o l o
maravilloso que se trasluce
el futuro junto a mi amada
por toda la eternidad en la
oscuridad de la noche en
las penumbras de su
castillo en los aposentos
donde se respira nuestro
martirio sin fin en nuestro
respectivo ataúd.
Se ve que nuestra
entrega trasciende los
límites de la muerte- lo sé
bien-. ¡Es ella! Es la que
venero. La tengo rendida
en el regazo de mis brazos.
Raúl Chollet