Ideas Escrita Días de muertos | Page 26

aquí. El viento, que antes movía las hojas con ligereza, ahora acelera su fuerza de forma verdaderamente inusitada ¿Qué es lo que está pasando? El árbol más cercano parece una caja de música. Ahora se balancea y sacude como si estuviera a punto de sufrir un ataque al corazón. Es tal su fuerza que las raíces del árbol se elevan tratando de sujetarse a tierra firme. Pero no es el único- ese árbol que se encuentra por allá; y ese; y aquel; y aquel-. Todos se mueven vertiginosamente. Y todos se aferran al suelo. Todos los arboles que mi vista puede contemplar. Mientras tanto, la hierba que parecía una alfombra verde, ahora acelera y parece una extensión larga de llamas palpitando hacia el cielo- un infierno donde esas pequeñas y mortíferas llamas se mueven en el hervor de los abismos serpenteando- moviéndose con todo el furor del que son capaces. ¡Es realmente impactante! Me encuentro absorto. Y a la vez paralizado cuando el silencio volvió a apoderarse del paisaje como lo está haciendo el mismo viento. La tranquilidad que se percibe tan aterradora e inquietante como lo fue hace unos minutos Me e n c o n t ra b a r e a l m e n t e a s u s t a d o y confundido. Y con esa tranquilidad a mi alrededor mis nervios estallaron que dudo en ir a ver de qué se trata todo. Dudo en ir- c ó m o e s u s u a l e n e s t e t i p o d e circunstancias. Esa luz, que anteriormente era azul, casi blanca, se ha ido condensando hasta llegar a una tonalidad escarlata delineada por una franja y un centro del mismo color que se debilitaba y se transformaba en esa línea anaranjada. Esa misma luz se comprimía y se expandía en intervalos irregulares que era como si tuvieran vida propia. Sus respectivas contracciones, sus constantes expresiones se pueden asemejar a las pulsaciones de un laúd sumamente peligroso- a los eternos y flamígeros latidos de un corazón introducido en plena agonía-. U n c o ra zó n q u e l at i e s e d e fo r m a independiente y a punto de estallar. Esa luz me sugirió tantas cosas como la necesidad de ir y averiguar de qué se podría tratar. Me levanto inmediatamente del sillón. Camino hasta el borde de la escalera. Me asomo por la barandilla y desciendo los escalones poco a poco en paso lento que el viento se detenía a esperar a que llegara a tierra firme para llegar a algún lugar donde yo pudiese ver lo que hay con mayor claridad. ¡Pero eso sí! No estaba dispuesto a acercarme de forma demasiado precipitada. Primero tenía que fijarme con seguridad o inseguridad que podría representar para mí. Podría haber sido una imprudencia y una entrada segura al cementerio. ¡No! ¡No puedo ir! Tengo miedo! Demasiado. -¡Hey! ¿Qué está sucediendo? Se está convirtiendo en... “ mortíferas llamas se mueven en el hervor de los abismos serpenteando ”