Qué tal, René, muchas gracias por concedernos esta entrevista ¿Podrías contarnos un poco más sobre el contexto histórico de tu época?
Es todo un gusto. A finales del siglo XVI, Francia, Inglaterra y Holanda adquirieron poder emergente, mientras que las principales naciones del Renacimiento, Italia y España, comienzan a perderlo. Realmente es un tiempo de inestabilidad y frecuentes guerras entre los estados europeos debido al expansionismo colonial. Este siglo fue de depresión y estancamiento, siendo frecuentes las hambres y epidemias. Las monarquías absolutas sostuvieron cortes fastuosas y realizaron desorbitados gastos en actividades bélicas. Luis XIV es el monarca absoluto en Francia.
¿Qué define a la Modernidad?
Es un hecho que todos los modernistas confiábamos en la razón, mientras que ahora en tiempos actuales no existe la verdad, todo es relativo. Considerábamos al ser humano como centro de todas las cosas y el fin absoluto de la creación, mientras que ahora, sólo es esclavo de fuerzas anónimas… Creíamos en el progreso, pero en estos días no hay progreso y nada garantiza que el futuro sea mejor y probablemente, éste sea peor.
¿De qué manera crees que el pensamiento Posmoderno beneficie y afecte al desarrollo de la capacidad racional del ser humano?
Es cierto que las generaciones posmodernas buscan revalorizar la naturaleza y promover el cuidado del medio ambiente, se cuestionan la historia y los textos que se escribieron sobre ella. Están a favor, en una gran mayoría, de la diversidad y el pluralismo, buscando satisfacer las necesidades de aquellos individuos o grupos que han sufrido opresión y marginalidad a causa de estructuras sociales y políticas de siglos anteriores. Sin embargo,
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que también es un empobrecimiento de la percepción y la imaginación. Ahora que los medios de comunicación se empeñan en colmar todos los intersticios, lo que genera información ya no son los acontecimientos sino el "psicodrama visual" de una actualidad vacía, como diría Jean Baudrillard.
satisfacer las necesidades de aquellos individuos o grupos que han sufrido opresión y marginalidad a causa de estructuras sociales y políticas de siglos anteriores. Sin embargo, todo el sentido del “ser” está perdido. La vida humana, ahora, vale sólo si tiene calidad de ser gozada, pero de ningún modo vale incondicionalmente; ya no se mira como sagrada, sino más bien bajo el aspecto de proporcionar agrados y placeres. Se critica el vacío espiritual, el sin sentido… cambia el “bien-ser” por el “bien-estar”. Existe una crisis
antropológica. Sin embargo, en el siglo XXI, todo se pone aún más gris. A pesar del gran salto que el posmodernismo quiere, o pretendió dar, realmente no se llegó tan lejos como se esperaba. Tendencias extremistas y totalitarias resurgen. Pero no sólo eso, la búsqueda insaciable de instituciones y gobiernos por establecer el control total. No es que no te permitan acceder a la historia y al conocimiento, dentro de lo que cabe, es que no puedes expresarlo, y más en un país como México.