pueden practicar varias actividades: snowboard, esquí de fondo,
alpino, de travesía y fuera de pista, paseos en trineos, caminatas,
vuelos en parapente, alpinismo y ciclismo, dependiendo la
época del año.
La variedad de lagos es otra particularidad de la zona, cada
uno con sus peculiares y fervientes colores. El Nahuel Huapi
alberga, por ejemplo, a Playa Bonita y a Bahía Serena y es el de
acceso más fácil desde el centro. Otros son el Moreno, Gutiérrez,
Mascardi, Guillelmo, Steffen o Escondido, hermosos desde
donde se los mire y perfectos para acampar en sus costas y
recorrerlos en kayak. Algunos de ellos pueden apreciarse si se
realiza el denominado “Circuito Chico”, que pasa por los lugares
autóctonos más bellos e invita a detenerse de cuando en cuando
para hacer fotografías o simplemente observar los paisajes.
Una experiencia que marcará a fuego la memoria de los
visitantes consiste en animarse a realizar una travesía hacia
alguno de los tantos refugios de montaña. Requiere de esfuerzo
físico tras horas de caminata, el cual se ve recompensado por un
paseo entre la naturaleza en estado puro y con increíbles vistas
desde las laderas al arribar. Algunas de las opciones son el Frey,
San Martín (Laguna Jakob), López, Manfredo Segre (Laguna
Negra), Otto Meiling, Neumeyer (en el área del Challhuaco y
Paso de las Nubes. Si se quiere ir más allá, varios de los mismos
pueden conectarse mediante sendas y caminos señalizados. Por
seguridad es indispensable ir bien equipado y hacer de manera
online el registro gratuito de trekking antes de subir o en las
oficinas de Parque Nacionales y el Club Andino Bariloche.
Las vistas que ofrece Bariloche son únicas y emocionan.
La más impresionante puede observarse desde el Cerro
Campanario, ubicado en el kilómetro 17 y al cual se accede
por la Avenida Bustillo. Se puede subir con aerosillas o por un
sendero empinado hacia la confitería y una vez arriba sólo resta
arriba: El Calafate; centro: El Bolsón; abajo: Lago Frías, Bariloche.
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