Home & Home Julio 2025 | Page 34

GOMA transformó este antiguo molino abandonado en un santuario contemporáneo sin desarraigar su esencia. Su intervención no se basó en reconstruir lo perdido, sino en respetar lo que el tiempo dejó en pie.
En la terraza superior, se restauró la planta alta de la hacienda para alojar seis recámaras con baño privado, cocina, comedor y sala. Se utilizaron materiales reciclados, como tapancos de madera y cantera reutilizada, en una mezcla de lo vernáculo y lo contemporáneo. El comedor principal, decorado con hoja de oro, conserva un legado familiar gracias al trabajo interiorista de Patricia Hirschfeld.
Arquitectura silenciosa, paisaje elocuente
Ocho metros más abajo, la terraza inferior se mantuvo prácticamente intacta. Las ruinas aquí no fueron reconstruidas, sino complementadas con una alberca y jacuzzi que respetan las proporciones y texturas del lugar. La transición entre niveles se logra mediante un recorrido en zigzag que acompaña la pendiente natural, permitiendo una experiencia inmersiva en el entorno. Hacienda El Aguacate no solo es una obra arquitectónica: es una forma de habitar con respeto, donde cada muro restaurado y cada sombra proyectada rinde homenaje al paso del tiempo. Es un ejemplo tangible de cómo el diseño contemporáneo puede dialogar en silencio con la memoria y la naturaleza, sin imponerse.
GOMA transformó este antiguo molino abandonado en un santuario contemporáneo sin desarraigar su esencia. Su intervención no se basó en reconstruir lo perdido, sino en respetar lo que el tiempo dejó en pie.
El interiorismo, liderado por Patricia Hirschfeld responde a la idea de continui
34