HOLOCAUSTO BAJO LA LUPA - JURGEN GRAF El Holocausto bajo la Lupa | Page 70
Jürgen Graf
fatal por excelencia; ni un solo miembro del comando
especial habría sobrevivido esa acción tipo haraquiri
(recordemos que las cámaras de gas estadounidenses
deben ser ventiladas cuidadosamente después de la
ejecución de un único condenado, antes de que un médico
en traje de protección y con máscara antigás pueda entrar
en ellas). Las «cámaras de gas» de Auschwitz solamente
están equipadas con un sistema de ventilación
rudimentario, vale decir que las máscaras antigás para los
comandos especiales no hubieran sido protección
suficiente, y menos aún por la emanación letal de los
cadáveres que supuestamente manipulaban estos
comandos; el veneno penetra por los poros de la piel.
Además, los comandos especiales no llevaban máscaras
antigás, ya que, según Höss, fumaban mientras llevaban a
cabo su tenebrosa tarea.
¡Fumaban! ¡Rodeados de gas explosivo!
Imposibilidad número cinco: Según los planos de
construcción que se han conservado, el único acceso
desde la «cámara de gas» al crematorio era un ascensor de
2,1 x 1,35 m., que en el mejor de los casos podía
transportar cuatro cadáveres como máximo, además del
operario. Para transportar a los muertos al crematorio
había que apurarse muchísimo, puesto que los siguientes
candidatos a la muerte ya estaban esperando delante de la
«ducha» (a comienzos del verano de 1944, se gaseaban
hasta 12.000, y según otros «historiadores» hasta 24.000
personas por día). Los bobos no se daban cuenta de que la
llamada ducha no era tal, porque les habían entregado
jabón (según otros «testigos» se trataba de imitaciones de
jabón) y toallas (¿o eran imitaciones de toallas?). Mientras
esperaban pacientemente, el ascensorista subía y bajaba
quinientas veces entre cámara de gas y el crematorio y
manipulaba sin pausa cadáveres contaminados con
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