History, Wonder Tales, Fairy Tales, Myths and Legends Principales Leyendas, Mitos y Cuentos Chilenos | Page 94
única vez y con el propósito exclusivo de sanar a su amigo, lo deje volar. El
Padre Dios, al verlo tan acongojado, le devuelve sus alas. Curiñancu se convierte
así, nuevamente, en un águila ligera. Con sus alas extendidas y su mirada
microscópica se eleva hacia el cielo infinito en busca de la gran Nahuelbuta, de
la montaña del tigre y el ñankura con su provisión del latue.
Curiñancu va rompiendo el aire y las nubes. Recuerda los riscos y las montañas,
su vida de águila y a sus padres. Observa conmovido la cordillera de Nahuelbuta,
que protege al hombre del mar. Piensa en el Padre Dios, que ha dotado de tanta
belleza la inmensidad de las tierras mapuches.
Al fin llega y ve las flores que parecen resguardar el espíritu de Caupolicán,
Lautaro y Galvarino. Pidiendo permiso a la naturaleza, escoge la más alta y
vigorosa, e inicia rápidamente el regreso. No hay cansancio ni pereza. Su
plumaje hermoso, como suave seda, adorna el cielo celeste y, al tocar
nuevamente la orilla del río, se convierte en el antiguo guerrero de la montaña.
Estruja la planta, y con pequeñas gotas va reviviendo a su amigo. Limpia su
cuerpo con una suave alga y, lentamente, Chalwa, su compañero, revive,
moviendo su cuerpo.
Curiñancu está feliz. Lágrimas de felicidad brotan de sus ojos. Agradece a Chau
Dios por ser tan bondadoso con él, y se compromete a extremar los cuidados de
su amigo. Sube a su wampu y, con el impulso del calamar, continúa junto a
Chalwa su travesía por los mares. Tras sí dejan estelas de alegría y muchos,
muchos amigos, que pudieron apreciar el gran corazón de Curiñanc u en su paso
por aquel lugar.
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