History, Wonder Tales, Fairy Tales, Myths and Legends Principales Leyendas, Mitos y Cuentos Chilenos | Page 138
La viuda santiagueña
La describen como una mujer más bien joven, aparentemente bella, que cautiva a
los hombres con una sonrisa que apenas asoma por el mantón que tapa su cara.
Les sugiere en la soledad, que la sigan hasta el monte con "inconfesables
intenciones", donde les mostrará el lugar donde un tesoro se encuentra
escondido. En el trayecto, se transforma en un terrible ser que mata y descuartiza
a su víctima, después de un abrazo que comienza tierno y cálido y termina siendo
estrangulador y frío. Nunca puede mostrar el tesoro -que le salvaría de la
maldición- lo que hace que reitere el procedimiento destrozando siempre algún
"ojo alegre" que nunca falta, aún en la soledad del campo chaqueño.
Las apariciones en Amblayo
En la misma peña que la mataron se sentaba por horas a llorar. En Amblayo la
gente cuenta que a menudo se escuchaba su llanto. Fortuny, estudioso del
folklore, comenta que personalmente la escuchó llorar durante días, aunque
agrega que le parecía un pájaro nocturno, sin identificar el ave. Otros, entre ellos
don Sinforoso Arca, viejo poblador de esos pagos, ya fallecido, contaba a los
empleados de la Comisión de Energía Atómica, que cuando niño, y se encontraba
a cargo de una majada de cabras, había visto varias veces a la Viuda sentada en
una peña, llorando lastimeramente por horas. La primera vez que la sintió, de
curiosos don Sinforoso se acercó con su perro Negro hasta ella, pues de lejos le
parecía que era su abuelita que solía sentarse en las peñas a hilar la lana mientras
cuidaba del puma la majada de cabras y ovejas.
Cuando estuvo a metros del bulto, vio que no era su abuela, y que lloraba muy
sentida. El perro comenzó a aullar, a no querer avanzar mientras le cruzaba el
cuerpo para impedir que continúe caminando. Quieto ya, como a unos treinta
metros -contaba don Sinforoso- "li'alcanzao a ver las manos, y li'visto q'eran de
hueso pila, sin carne y con las uñas larguísimas".
Visto esto abandonó la majada lo más rápido que pudo y volvió corriendo y
asustado hasta el rancho, para contra lo sucedido a sus mayores. Espantados los
padres salieron en búsqueda de la majada y se dieron que varios animales estaban
muertos como si hubiesen sido estrangulados con afiladas garras. Cuando vino el
Cura para "las patronales", le contaron lo ocurrido y éste hizo que todos fueran
en procesión hasta el lugar para bendecirlo. Con los años don Sinforoso se enteró
que un pastor había asesinado a su esposa en esa peña, por culpa de otra mujer.
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