Historias de vida ZIKA Malambo | Page 4

Esa situación familiar de alguna manera truncaron sus sueños: “Yo quería estudiar y trabajar… pero qué iba a ser si no era siquiera bachiller…, lo único que era posible fue en casa de familia…, pero ni eso permi�ó mi papá…, cargaba un celo conmigo, me tenía como una cenicienta…”. A los 14 años se enamoró del que hoy es su esposo, quien tal vez y solo por casualidad, también se llama Pedro como su padre. Pedro empezó a merodear su casa, situación que advierte su padre y la amenaza diciendo: “Sí consigues novio te saco del colegio y te casas con la misma ropa que �enes y te vas”. Una vez conoce al pretendiente, de quien también conoce a sus padres, baja la guardia porque le gustó su condición económica y familiar: “Mi papá me preguntó que si tenía algo con él y él visitaba la casa y a él le gustaba porque conocía la familia y así a él le gustara y a mí no”. Aceptó y sostuvo conversaciones con él durante tres años, siempre en la casa y las pocas veces que salían lo hacían en compañías de chaperonas para “que me cuidaran y no me fuera a hacer cosas malas, no era como hoy en día que veo que los papás dan tantas larguras”; empezó a conocerlo y a quererlo: “De novios son unos y después otros”; pasado este �empo de relación, su padre empezó a presionar por un matrimonio, le decía: “TRES AÑOS DE NOVIOS…, “Te perjudicaron…, qué dirá la gente y no te va a cumplir que ya te quedaste así”. Aurys pensó: “Yo no me quería casar tan temprano, por ahí a los 20 yo quería seguir estudiando, ser alguien en la vida, ser una persona diferente quería estudiar enfermería; sin embargo, decide hablar con su novio para manifestarle la incomodidad de su papá, Pedro no lo recibe de buen agrado pero finalmente acepta y le responde: “Yo hablo con mi papá para que me aliste y que tu papá te aliste a �”. La familia se da a la tarea de hacer los prepara�vos, pero como no tenían dinero, buscaron al “abuelo”, quien en realidad era un hombre sin lazos de sangre pero en un gesto de generosidad había criado a su padre. Este hombre contaba con algunas posesiones y en un acto de desprendimiento le cede un pedazo de �erra, que hoy en día puede valer como 5 millones de pesos. Con eso: “me compraron mi ves�do blanco, zapa�llas blancas, mi matrimonio fue en la casa del novio porque la mía estaba en obra negra, se hizo la comida, la fiesta en la casa del muchacho un sábado 5 de abril”. Aurys recuerda que no estuvo contenta, pues empezaba una nueva vida para la que no estaba preparada, esa misma noche abandonó su casa de la infancia y la adolescencia para ir a vivir en medio de la nostalgia, a una casa extraña, con sus suegros y dos cuñadas, quienes afortunadamente la trataron bien, al menos al principio.