Historia sobre la música clásica. Historia insolita de la musica clasica I - Alberto | Page 27
Historia insolita de la musica clasica I
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Alberto Zurron
su patente objetividad, era el humillante hiato entre la capacidad creadora y
la aptitud interpretadora de la propia obra. Imagínense lo que supone para
un chef poseer don para el arte culinario pero no poder olfatear sus platos
por padecer de anosmia, o no poder degustarlos por padecer ageusia. Algo
así aconteció con no pocos compositores, capacitados para traer al mundo
partituras harto complicadas que bajo sus dedos se convertían en papel
mojado… ¡por lágrimas de impotencia! Schubert es uno de los más fieles
exponentes de esta desazón interpretadora. En sus Recuerdos su amigo
Hüttenbrenner relata cómo escribió una sonata para piano en do sostenido
(para la autora Brigitte Massin se trataría de la Sonata en Re bemol, D. 567)
«que era tan difícil que él mismo no podía tocarla sin tropiezos».
Refiriéndose a Schubert, Leopold Kupelwiesser también comenta en su
Recuerdos que tocando la Fantasía Wanderer en una reunión de amigos
quedó paralizado en el último movimiento y saltó de la silla aduciendo que
aquello era «endiabladamente difícil de tocar». Esa patología dactilar la
arrastraba de antiguo. Corría el año 1815 y un aún joven Schubert de
dieciocho años ofrecía un recital en lo que tiempo atrás había sido su Konvitt
(residencia para estudiantes de música). La sala estaba repleta y él retribuyó
tal honor haciendo cuanto pudo en el acompañamiento de piano en su
famosísimo lied El rey de los alisios. Dado el éxito, hubo de ser interpretado
hasta tres veces, pero en la segunda y tercera el compositor ejecutó con su
mano derecha corcheas en lugar de los tresillos que el respetable había
escuchado en la primera interpretación. Algunos profesores le preguntaron al
final por el motivo del cambio y el agónico Schubert sólo pudo responder:
«Es demasiado difícil para mí. Sólo un virtuoso podría tocar eso».
Erik
Satie
también
era
notoriamente
incapaz
de
tocar
sus
propias
composiciones, a pesar de no caracterizarse por su dificultad mecánica, en
especial la obra a la que se refiere esta cita. Cuenta su amigo el director
orquestal Gustave Doret cómo la tarde de un lunes éste les llevó a él y a
Debussy la partitura de los Gymnopédies recién terminada, pero Satie se
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Preparado por Patricio Barros