Historia del Mercado de Tortosa LLIBRE+MERCAT+DE+TORTOSA+FINAL | Page 71

Un detalle para terminar. Algunos operarios de Vinaroz, mas expertos por lo visto que el mismo Arquitecto Sr. Abril, abandonaron el martes los trabajos, anunciando que presentían lo que precisamente ocurrió. Y partieron hacia Vinaroz, negándose a continuar las obras. ¿No supone esta particularidad, una torpeza desmedida, por parte de quien todos señalan culpable, con el clamor de la censura y de la crítica? Hay aquí, en pié, evidentes responsabilidades: A desmoronarse de día el edificio, hubiesen ocurrido fatalísimas desgracias. Basta, pues, la determinación de tales consideraciones, para elevar nuestra voz, hasta donde pueda alcanzar la práctica de los procedimientos y de las resoluciones que a voz en grito pide Tortosa, en vista de lo que se consiente en el Mercado, que no tiene nombre, nos avergüenza, y solo lo sentimos, porqué parece se trata de jugarse con una población de la importancia de la nuestra, y esta conducta de desaciertos, de favoritismo, de protección y de errores, se hace repulsiva y condenatoria por parte de todas las personas que quieren claridad, luz, justicia y rigor, para escarmiento de los que pretendan explotar demasiado, y dar proporciones a los negocios, en menoscabo de las conveniencias y de las necesidades del país. Pese a quien pese, nos gusta, aunque sea en frente del Ayuntamiento, del Banco, del Sr. Sacanella, del Sr. Abril, de sus apaniguados, y de todos sus satélites, dar a las cosas su verdadero nombre, empleando el lenguaje franco, concreto, terminante, , y mas que todo, bien comprensible. -------------------------------------- Imagínense Vds. a un ser muy desgraciado y por mucho que lo sea, de fijo, no logrará semejarse siquiera a nuestro Arquitecto Municipal. En el transcurso de una semana vive solo de fracasos. Parece que hasta la sombra del Sr. Abril, conspire contra la misma persona que la proyecta. Durante el lunes de la semana anterior, el incendio ocurrido en la calle del Ángel, puso en ridículo al empleado de los cincuenta durejos cada mes, que tuvo buen cuidado en abandonar a su propia dirección, la compañía de bomberos, encargada de dominar el fuego. Pocos días después, se observó en el Mercado un movimiento inusitado para construir lo que se había demolido, tejiendo y destejiendo, como si estos trabajos, encaminados a demostrar poca seguridad y menos fijeza en las ideas y planes, se sublevasen contra el Sr. D. Juan Abril. Llega el sábado y se prescinde de una cornisa, cuya construcción autorizó la persona facultativa que nos ocupa. Y anteanoche, martes, hubo en el Mercado un desplome mayúsculo de materiales, según relatamos en otro suelto. Fue aquello un derribo completo, causando la misma impresión a todo el mundo. Un efecto fatal, nada envidiable para el Sr. Abril, que está de enhoramala, y debería ser considerado por el Ayuntamiento... con la cruz de la destitución. Porqué está, como hemos dicho, de desgracia el Sr. Abril, y no se rehabilita el hombre a los ojos de la opinión pública, cuyas corrientes no bastan a detener el favoritismo del Sr. Alcalde, y la protección del Síndico del Ayuntamiento, D. Bernardo Sacanella. Las columnas del Mercado, al derrumbarse, protestan contra la dirección y su estancia de empleado facultativo del Ayuntamiento. Nosotros en su lugar, después de lo sucedido, resolveríamos el asunto, cursando la obligada renuncia. No le queda a Vd. Sr. Abril, otro remedio: el cólera y el Mercado, han sido sus mayores enemigos. ----------------------------------------- - 71 -