Historia de Motril | Page 190

Relación de las fábricas de azúcar en 1907
( Archivo del autor). polvo, a excepción de las calles del centro de Motril, que sí tenían cierta atención, aunque bastante irregular y sin pasar apenas de las calles que rodeaban el ayuntamiento, que, por otra parte, soportan las deficiencias del mal estado de los faroles del alumbrado público 42.
EL SIGLO XX
No se puede decir que las primeras décadas de ese nuevo siglo XX aporten un cambio significativo para nuestra ciudad; más bien hay que redundar en el importante deterioro de la economía y de las relaciones sociales y personales entre sus habitantes. Como tantas veces, la sociedad motrileña encara un nuevo siglo con la visión de un horizonte bastante oscuro, en este caso, por la escasez de subsistencias con la que tienen que convivir la mayoría de los hogares motrileños. Hasta el punto de que va a generar un importante movimiento migratorio donde un buen número de vecinos( no sólo de Motril, sino también de otros pueblos de la costa granadina y de las Alpujarras) buscan una esperanza, una salida, a la miseria más absoluta. Con esa intención emigran, la mayoría hasta el continente americano, atraídos por las buenas condiciones económicas que allí disfrutaban. También la guerra que se vivía en el norte de África, tras la penosa sangría de la pérdida de Cuba, incide, en mayor medida si cabe, para que un buen número de jóvenes y adultos vayan en busca de una aventura, que no siempre terminó bien 43.
El primer tercio del siglo
La entrada de este siglo XX será, ante todo, un fiel reflejo de la desdicha y podredumbre en que se ha mantenido, durante siglos, a buena parte de la población motrileña, situación que se había hecho más evidente en las últimas décadas del siglo XIX. Y es que el control que sobre la producción cañera tienen los fabricantes hace que el pago de la caña sea una verdadera ruina, cada vez más sangrante, para los pequeños agricultores y para los peones contratados por unos y otros. No olvidemos que en Motril y su entorno subsistía un importante volumen poblacional de peones agrícolas que no tienen más posibilidades de vida que su esfuerzo diario: si no trabajan, no comen.
Precisamente será 1901 el año en el que estalle, con gran violencia, esa furia contenida, produciéndose la destrucción de una de las fábricas de la familia Larios: Nuestra Señora de la Cabeza. Pero esto no será más que una grave pero simple anécdota, en una sociedad que no superará esta situación durante décadas. De hecho, tenemos que hablar de un agravamiento cuando a los pocos meses se crea lo que se conoce como el Trust: la Sociedad General Azucarera de España, empresa que llega a controlar casi el 100 % de la producción azucarera española. Un monopolio en toda regla que marcaba los precios de la caña sin tener mayor referencia que los beneficios que podían generar. Por eso, era raro el año que el agricultor conseguía mayor beneficio que la miserable subsistencia, cuando no la hambruna más absoluta. No hablemos ya de esos simples braceros que dependían de las peonadas que podían conseguir en ese campo. Lo habitual, por tanto, será la pervivencia de ese conflicto social que, paralelamente, se irá tornando ideológico, como una forma de defender, en la calle, las distintas visiones de un mismo problema. De ahí que tengamos que recordar este período como un calco, bastante parecido, de las situaciones y tensiones que se habían sucedido en la segunda mitad del siglo XIX: opresión empresarial, connivencia, amiguismo, subterfugios legales, electoreros, etcétera. Un caldo de cultivo que exacerba los ánimos de un pueblo que, año tras año, ve como se tensa un poco más la presión que sobre sus vidas y sus familias se viene realizando por una clase dominante. Circunstancias que, por otra parte, eran mantenidas, con férrea disciplina por parte de gobernantes políticos y económicos: palizas, agresiones, insultos, paro, ostracismo, etc., eran la consecuencia de las protestas de jornaleros, pequeños propietarios, periodistas o intelectuales.( La presencia de armas de fuego, su uso y manejo por ciertos personajes motrileños, era habitual y, en ocasiones, luctuosa).
Si en los primeros veinte años del siglo XX, como hemos visto, las tensiones sociales y políticas van a perfilar un escenario de pobreza, hambre y miseria, la verdad es que hasta casi terciado el siglo no se mejorará esa lúgubre imagen. Ejemplo de esa situación catas-
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 190 05 / 01 / 2011, 10:24