bilidades de comercialización no existan. De acuerdo con los datos de Escribano Razola, solamente se encuentra un camino de herradura de Almuñécar a Motril, que sube hacia Pinos del Valle y Dúrcal. Otros dos caminos de herradura que ni siquiera se detallan en los mapas oficiales de la época, seguramente por ser senderos peligrosos, comunican la costa con el interior: uno, procedente de Adra, asciende hasta Albuñol, continuando hacia el NW en dirección a las Albuñuelas; otro sale directamente hacia el norte en dirección a las Albuñuelas.
Únicamente se pueden considerar vías de tránsito útiles los dos caminos carreteros interiores que se habían acondicionado desde Motril hasta Vélez de Benaudalla y Calahonda, ambos realizados con el fin de que pudiesen llegar hasta Motril los diversos artículos y subsistencias para la población, puesto que eran la panadería y el puerto de Motril.
Los problemas que esta estructura viaria genera son permanentes y persisten a lo largo de todo el siglo 27:
• La precariedad de los trazados consolidados, ya que si era complicada su construcción casi más lo era su conservación, puesto que lo normal era la compactación de tierra con escasa vegetación, en donde los elementos de ingeniería no tenían presencia, y que se encontraba siempre a expensas de los derrumbes y los desplazamientos de laderas. El firme es tierra compactada y los escasos puentes carecen de fábrica y eran barridos en tormentas y crecidas. Todos los caminos que salen desde Vélez a Granada( de la Solana y de Pinos) necesitan vadeadores cuando llegan al Guadalfeo.
• La persistencia de los problemas financieros y técnicos, puesto que tanto el mantenimiento como la mejora corren a cargo de las escuálidas arcas municipales con la colaboración, muchas veces forzada, de los habitantes.
• Continuas protestas vecinales por las aportaciones materiales o pecuniarias que se les exigían y teniendo en cuenta que, sobre todo en la segunda mitad del siglo, la repetición de sequías, malas cosechas y hambrunas hacían su situación muy precaria, y la prestación de jornadas de trabajo exigidas para el mantenimiento de infraestructuras ponía en peligro la subsistencia propia o de su familia.
La penuria de los caminos obliga a que las actividades comerciales deban utilizar una vía alternativa. El transporte por mar será la alternativa más viable y las actividades de cabotaje las más usuales a partir de los distintos fondeaderos existentes en la zona, puesto que puerto tampoco existía: Motril disponía del seguro fondeadero de Calahonda y del Varadero; Salobreña, por su parte, tenía un fondeadero en la Caleta; a partir de aquí serán los arrieros quienes distribuyan las mercaderías en el resto de la comarca.
En cualquier caso, tampoco la navegación supone una vía segura de comercio de los productos al menos durante buena parte del siglo, toda vez que estaba sometida al mal endémico de la piratería berberisca, reforzada en determinadas coyunturas con la presencia de buques británicos, como por ejemplo durante la Guerra de Sucesión.
De arriba abajo:
Mapa comarcal del siglo XVIII con el desarrollo de los caminos de entonces.
La ensenada de Calahonda fue utilizada en el siglo XVIII como puerto de Motril. Mapa de Francisco Coello( 1852).
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 161 05 / 01 / 2011, 10:23