De arriba abajo:
Libro de cuentas del ingenio del Trapiche para la temporada cañero-azucarera de 1639.
Nave de la pequeña iglesia del antiguo hospital de Santa Ana, construida en la segunda mitad del siglo XVII. Hoy desaparecida. da y manufactura del azúcar cinco ingenios: el ingenio Viejo del mayorazgo de la familia Contreras, el de Pataura, propiedad de Tomás de Toledo Tavira y Miota, el Trapiche de los herederos de Nicolás Ruiz de Castro, el ingenio de la Palma de la familia Victoria y el ingenio del Toledano 36.
Finalizando la centuria, se dio, en términos generales, un crecimiento de los plantíos cañeros y un aumento de la producción azucarera, debido a los óptimos precios alcanzados por el azúcar en el mercado y a la reducción de los tipos impositivos que gravaban la producción azucarera. Todo hacía pensar a los contemporáneos que se estaba dando una fase de coyuntura expansiva que auguraba para el próximo siglo una buena época para la caña y el azúcar costeros. Por desgracia, se equivocaban.
También en la historia de Motril del siglo XVII va a incidir de manera substancial el problema de la inseguridad defensiva de la costa granadina. Este territorio, por su situación de frontera con un África hostil, va a sufrir innumerables ataques de piratas y corsarios desde el siglo
XVI hasta las postreras décadas del XVIII 37. Este vivir en precario va a condicionar toda la actividad humana de la zona, poniendo importantes trabas al desarrollo de su poblamiento y de sus potencialidades económicas. En este contexto la historia de Motril en el siglo XVII va a decidirse en gran parte por esta debilidad defensiva a la que tantas veces aluden los documentos de la época, y va a ser afectada negativamente al menos en tres niveles fundamentales.
En primer lugar, la inseguridad de la costa va a provocar que su poblamiento sea especialmente dificultoso. Indudablemente, una zona en guerra casi permanente no debió de ser un polo de atracción de población exterior e incluso pudo actuar como repelente de la propia población autóctona, lo cual fue muy negativo para una economía que como la azucarera motrileña necesitaba siempre de una abundante mano de obra.
Al comienzo del siglo XVII, la torre de Varadero, la muralla, que seguía parcialmente inconclusa, la iglesia mayor y unas pocas torres y estancias costeras eran las únicas defensas motrileñas.
Turcos y berberiscos van a seguir atacando casi todos los veranos las playas y la situación se agrava aún más desde la segunda mitad del siglo con la presencia de navíos corsarios franceses, holandeses e ingleses con motivo de la Guerra de los Treinta Años. La primera noti-
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 140 05 / 01 / 2011, 10:23