HENRY & JUNE - ANAïS NIN | Page 55

En ese momento no pienso que June y yo habíamos estado así, apretadas la una contra la otra. Ahora me acuerdo porque ayer, por primera vez, me hirió, aunque estaba ya preparada para su sarcasmo y sus burlas. Sabía que le encantaba buscar defectos por todo lo que había escrito de June. Estábamos leyendo el diario rojo. Llegó al pasaje en que explicaba que Fred había dicho que yo era hermosa. «Lo ves –dijo Henry–, Fred piensa que eres guapa. Yo no. Lo que pienso es que tienes mucho encanto, eso sí.» Estaba sentada junto a él. Lo miré perpleja y luego, rápidamente, apoyé la cabeza en un almohadón y me eché a llorar. Cuando llevó la mano a mi rostro y notó las lágrimas, se sorprendió. «Oh, Anaïs, no se me había ocurrido que podrías tomártelo mal. Me odio por haberlo dicho con tanta crueldad. Pero recuerda que te he dicho también que no pienso que June sea hermosa. Las mujeres más poderosas no son las más bellas. Pero pensar que te he hecho llorar, cuando es lo último que quería hacerte a ti.» Estaba sentado ahora frente a mí y yo me hallaba hundida en almohadones con el cabello revuelto y los ojos inundados de lágrimas. En ese momento recordé lo que pensaban de mí los pintores, y se lo dije. Y de repente le di un puntapié. Un zarpazo, como un gato, dijo él. Terminado el incidente, que le divirtió mucho, nos sentimos más próximos, hasta que yo dije en broma, en el tren –pues me estaba diciendo que el primer día que me había visto le había parecido hermosa, pero luego había empezado a pensar que no lo era porque Fred insistía tanto en ello; y también por June–: «Tienes mal gusto.» Todas las cosas maravillosas que me había dicho sobre el diario palidecieron. Mi confianza se tambaleó. No me servía de nada pensar que