Mujer casada Yanitza Torres G .
Las pantallas de la plaza Callao llenan de colores la habitación del hotel . Disfruto del ajetreo de Gran Vía sola desde el pequeño balcón . Termino de desempacar . Decidí viajar un día antes para así evitar llegar mañana tarde a la reunión de trabajo y disfrutar un poco más de la ciudad .
Organizo mis cosas en el armario y en el baño . Un bote de maquillaje se derrama y me mancha las manos . Me quito el anillo para lavarme bien . Mi alianza cae dando giros al borde del desagüe del lavabo , confío en que no pasará por la rejilla , además , una especie de tapón cromado limita el drenaje . Lo que tardo en pensar esto es lo que se demora el anillo en desaparecer ante mis ojos . Instintivamente cierro el grifo . ¡ Diosmío ! ¡ Ohdiosmío ! Quito la tapa plateada y arrastro pelos y porquerías del lavamanos . Meto mis dedos hasta donde alcanzan y solo logro quedar pringada de cabellos , espuma y quién sabe cuánta mierda más . Nada de la sortija que heredé de mi abuela . Me la regaló cuando anunciamos nuestra boda hace ya quince años . La ilusión que le hacía a ella y a mis padres verme vestida de blanco llevando su legado en mi mano . En el altar le prometí a mi marido usarla siempre en el dedo anular , como dicta la tradición . Como dicta mi familia . Una muestra de matrimonio sólido y feliz .