Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 92
El nororiente: integración, carretera, colonización y narcotráfico
Quizá el caso paradigmático de los procesos de modernización incompletos, que
afectaron la vida de las personas al desligarlas de sus entornos tradicionales pero
no terminaron de integrarlas en un contexto nuevo de desarrollo y bienestar, sea
el de la región nororiental. Éste es un espacio de colonización, cuya población se
multiplicó varias veces en medio siglo, pues recibió varias corrientes migratorias
provenientes de la sierra pobre —central y norteña—. Esto produjo, a su vez, una
gran brecha entre las demandas y expectativas de la creciente población y las ca-
pacidades de la economía y del aparato estatal local para responder a ellas.
El gigantesco esfuerzo para construir la carretera Marginal de la Selva en la
década del sesenta buscaba no sólo incorporar los recursos de la amazonía a la
economía nacional, sino canalizar de otro modo la demanda de tierras en la sierra
y en la costa, así como reorientar las migraciones que tendían a concentrarse
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Las investigaciones desarrolladas por la CVR muestran que las organiza-
ciones subversivas lograron un mayor control y tuvieron una presencia más
importante y duradera en aquellas zonas donde pudieron utilizar en su prove-
cho situaciones crónicas de conflicto entre sectores de la población o entre los
pobladores y el Estado.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la sociedad peruana experimentó al-
gunos de los cambios demográficos, económicos, políticos y sociales más profun-
dos y radicales de su historia. Desde la década de 1950, en el campo, particular-
mente serrano, la masiva emigración rural, principalmente hacia la ciudad de
Lima, y las movilizaciones campesinas contra el régimen latifundista alteraron
la demografía y las estructuras de poder. Políticas de protección a la industria y
de aliento a la inversión (banca de fomento industrial y agropecuaria, aranceles
proteccionistas, etcétera) venían transformando la economía nacional y parti-
cularmente la vida, la economía y el peso demográfico de Lima. Al mismo tiempo, se
diseñaron grandes planes modernizadores para el país. Así, las grandes irrigaciones
de la costa en los últimos cuarenta años cambiaron el paisaje social, económico y
demográfico de la región. La carretera marginal de la selva, que empezó a
construirse en la década del sesenta, ha tenido efectos semejantes. En gran parte
de la sierra, la promesa de una sociedad más moderna no tuvo inversiones ni ejes
viales ni gigantescas represas; allí, la modernización, o sus pedazos, se manifestaron
a través de la Reforma Agraria y la ampliación de la cobertura educativa.
En gran medida, estos cambios significaron un proceso de modernización y
desarrollo que tuvo manifestaciones y efectos desiguales en los diferentes espa-
cios regionales del país. Si bien se introdujeron importantes alteraciones en las
condiciones de vida y en las expectativas de la mayoría de la población, las limita-
ciones del proceso de modernización peruano dejaron abiertos nuevos y viejos
conflictos sociales sin resolver, así como aspiraciones de progreso individual o
colectivo frustradas. La violencia que se inició en 1980 encontró en los espacios
donde los límites de la modernización habían generado los conflictos o frustracio-
nes más importantes, un lugar privilegiado donde los proyectos de los grupos
subversivos podían enraizarse y desarrollarse.