Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 82
La idea central del gobierno de García era derrotar a la subversión sustrayéndo-
le el posible apoyo campesino mediante el desarrollo de políticas dirigidas a este
sector y a zonas de extendida pobreza. El gobierno aprista entendió con exagerado
optimismo que el crecimiento económico de sus dos primeros años había terminado
con el PCP-SL al registrarse un descenso de sus acciones entre 1985 y 1986. Por
último, asumió que el carácter «popular» del PAP cerraría los espacios sociales para
un eventual crecimiento del PCP-SL. Inicialmente, esta política pudo parecer
exitosa por el repliegue del PCP-SL tras la ofensiva de las Fuerzas Armadas de
1983 y 1984, y por la tregua unilateral que le dio el MRTA al gobierno aprista.
Las relaciones con las Fuerzas Armadas fueron tirantes al principio, pero este
impulso inicial quedó relegado ante casos posteriores en los que las denuncias de
violaciones de los derechos humanos no encontraron igual eco. Este fue el caso de la
muerte de internos en el motín del penal de Lurigancho, ocurrido en octubre de 1985
en Lima, en el que el gobierno aprista no asumió responsabilidad alguna. El punto
culminante de este proceso fue la masacre de los penales (18 y 19 de junio de 1986)
que marcó considerablemente a todos los actores del conflicto y trajo a Lima las
imágenes de matanzas hasta entonces lejanas. En términos prácticos, con esta ma-
tanza terminaron los intentos del gobierno aprista por desarrollar una política
propia de seguridad interior.
E L DESPLIEGUE NACIONAL DE LA VIOLENCIA (JUNIO DE 1986 - MARZO DE 1989 )
Luego del proceso de militarización creado por el incremento de las acciones del
PCP-SL, el ingreso de las Fuerzas Armadas al combate contra la subversión y el
inicio de las acciones del MRTA, se creó un contexto de actores armados que desa-
rrollaban sus propias estrategias en el terreno. A partir de 1986, sin embargo, fue
evidente que el conflicto armado interno había salido de los departamentos inicia-
les en los que se produjeron las maniobras de los primeros años y había alcanzado
una extensión nacional.
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CVR. Entrevista. 7 de mayo de 2003.
Nosotros hemos tenido dos etapas en el análisis sobre Sendero Luminoso.
La primera muy borrosa en el gobierno de Fernando Belaunde, donde sin
conocer siquiera lo que podría ser esto, los alcances de lo que podría
sobrevenir, pensábamos en una explicación de tipo sociológica, estímulo,
impulso de la miseria, y naturalmente éramos un poco concesivos y
tolerantes en la explicación. Y tal vez en los términos actuales un poco
paternalistas en el sentido de decir «pobre gente que ha sido abandonada
tantos siglos reacciona de esta manera, de manera que la sociedad
centralista y blanca tiene que entenderla, darle una solución». A partir del
28 de julio no es que la perspectiva cambia o la actitud, sino la necesidad ya
de administrar. Se cuenta con que la gente le está pidiendo que no haya
apagones en Lima, que no le maten más gente, que no traigan malas noticias
los diarios, ¿no? 34
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taba) las atribuciones de los comandos político-militares que hasta entonces ha-
bían funcionado sin un sustento constitucional.
Alan García definió las posiciones de su gobierno en los siguientes términos: