Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 254

241 Simultáneamente, la población de las ciudades de Huancayo y Huamanga, por iniciativa de las organizaciones civiles y políticas locales, respondieron con marchas a la amenaza senderista de los «paros armados». En noviembre de 1989, poco antes de las elecciones municipales, el PCP-SL convocó a un «paro armado» en Lima que fue respondido con una gran marcha de decenas de miles de perso- nas en el centro de la capital. Como pocas veces antes, la respuesta ciudadana fue muy amplia. El candidato de la IU Henry Pease, convocó a la marcha y la inicia- tiva fue apoyada por todos sus rivales, desde los otros sectores de izquierda, el PAP y el FREDEMO, hasta por diversas organizaciones civiles, eclesiales etcétera que en conjunto, hicieron fracasar al paro senderista. En el último año del gobierno aprista se creó dentro de la DIRCOTE el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que, dos años después capturó a Abimael Guzmán Reinoso. El teniente general PNP Reyes Roca, entonces Director Superior de la Policía Técnica (ex PIP), obtuvo los recursos básicos para que el nuevo grupo iniciara su trabajo. El 1 de junio de 1990, el GEIN allanó una casa cercana al cuar- tel general del Ejército, donde hasta pocos días antes se había alojado Guzmán. En ella funcionaba el Departamento de Apoyo Organizativo (DAO) del PCP-SL, que, además de organizar el congreso partidario y las sesiones del comité central, servía de correa de transmisión entre la Dirección Central y los demás organis- mos. Asimismo, el DAO llevaba un archivo central de documentación de la orga- nización. Simultáneamente, el GEIN golpeó al Grupo de Apoyo Partidario (GAP), que se ocupaba de la distribución nacional de la propaganda senderista, tal ac- ción fue importante porque ese grupo coordinaba una red de casas de seguridad y poseía una lista para contactar a miembros de diversos organismos de direc- ción senderistas. El GEIN, que fue reforzado por el ministro Mantilla, demostró su eficacia, operando con un presupuesto ínfimo en comparación al de otras uni- dades policiales. Sin embargo, el 9 de julio de 1990, los éxitos policiales del gobierno aprista se vieron opacados por la fuga de un grupo de 47 presos del MRTA (que incluía, entre otros, a Polay, Gálvez y Rincón) a través de un túnel construido desde el exterior del penal de máxima seguridad de Miguel Castro Castro. La fuga de los miembros del MRTA reveló la precariedad de las prisiones de máxima seguridad del país y demostró las limitaciones de inteligencia todavía existentes ya que el túnel de más de 300 metros había sido cavado sin tropiezos a lo largo de varios meses. Asimismo, al haberse fugado importantes líderes presos, el MRTA logró reunir a toda su dirección en libertad después de mucho tiempo, lo que agravó la situación de seguridad interna del país. Por último, el gobierno fue acusado por diversos sectores de la opinión pública de haber facilitado esa fuga. Tal extremo fue negado por el dirigente del MRTA, Víctor Polay, al ser entrevistado por la CVR. La agudización del conflicto armado interno durante el gobierno del PAP se revela mejor con estas cifras: en 1985, el 6.04% de la población nacional y el 7.25% del territorio estaban bajo el régimen de estado de emergencia o de un comando político-militar, mientras que en 1990 estaban en esa situación el 45.18% de la población y el 29.62% del territorio (Lynch 1999).