Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 159

146 limite a labores estrictamente religiosas y se abstenga de acciones contrarrevolucionarias; se realizaron varias incursiones de sabotaje y arrasamiento hasta que lo obligamos a salir del lugar. (PCP-SL 1991c) En 1985, las noticias de que el PCP-SL «ajusticiaba» proxenetas y otros delin- cuentes despertaron la simpatía de algunos sectores de la población. En la cuenca del Huallaga, las acciones violentas se iniciaron en 1983 con la muerte de un trabajador del Ministerio de Agricultura y un estudiante de educa- ción secundaria acusados de apoyar a la policía. En 1984, el PCP-SL tomó dos veces la ciudad de Aucayacu y atacó el puesto policial con un saldo de veinte muertos. El 19 de abril fue asesinado el alcalde de Tingo María, Tito Jaime Fernández; y, el 20 de septiembre, fue muerto el alcalde de Pumahuasi, de las filas del PAP. El mismo año, tres cooperativas fueron atacadas en el distrito de Crespo y Castillo. El PCP-SL incursionó en la ciudad de Tocache y también atacó la Esta- ción Experimental de Tulumayo, el puesto de la GC en Santa Lucía y las instalacio- nes de la empresa Palma del Espino, en Uchiza. En esas circunstancias, el gobierno decretó el estado de emergencia en el departamento de Huánuco y, luego, en San Martín. En Lima, la campaña del PCP-SL creció gradualmente, aunque con altibajos. Las operaciones en Lima Metropolitana se estabilizaron en 1981 y 1982, regis- traron un pico en 1983 y crecieron en los años siguientes. La campaña urbana tuvo una importante función al lograr ubicar al PCP-SL en el centro de la atención pública. Aunque la red del movimiento urbano durante este período sólo involucraba algunos destacamentos, sus operaciones urbanas socavaron la creencia, sostenida por la élite urbana, de que Lima estaba separada y era distinta del resto del Perú. En 1984, el Comité Metropolitano estaba constituido por la célula de dirección y tres comités zonales: este, oeste y centro. Hubo dos destacamentos: el especial, que realizaba sus acciones en la zona este de Lima; y el del centro. Como organis- mos generados estaban el Movimiento de Intelectuales Populares, el Movimiento de Obreros y Trabajadores Clasistas, el Movimiento Clasista Barrial y el Movi- miento Juvenil. Al iniciarse la lucha armada, de las tres dimensiones organizativas contempla- das (Partido, Ejército y Frente), la concerniente al Frente fue la que mayor interés tuvo para la labor subversiva urbana. Se impuso como tarea la captación de los pobladores a través de los organismos generados, que fueron creándose con dife- rentes características según los sectores de la población que se tuviera como obje- tivo en cada caso. Aun cuando el inicio de la lucha armada pareció cumplirse a cabalidad en Lima, pronto surgieron serias críticas al Comité Metropolitano que mostró hasta 1985 una clara tendencia decreciente de sus acciones en relación con la evolución de la actividad senderista en el país. Esto revelaba que la organización regional no esta- ba respondiendo según los criterios establecidos por la dirección central y en las evaluaciones partidarias empezaron a surgir los «cuellos de botella». En conclu- sión, el «Metro» debía fortalecerse para actuar en la capital como «tambor de reso- nancia», tomando en cuenta que cualquier acción en Lima, por mínima que fuera, tendría repercusión nacional e internacional.