HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 80
Los ojos de la profesora se detuvieron un momento en la capa de Neville,
que estaba atada bajo su oreja izquierda, y en la nariz manchada de Ron. Con
nerviosismo, Harry trató de aplastar su cabello.
—Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia —dijo la
profesora McGonagall—. Por favor, esperad tranquilos.
Salió de la habitación. Harry tragó con dificultad.
—¿Cómo se las arreglan exactamente para seleccionarnos? —preguntó a
Ron.
—Creo que es una especie de prueba. Fred dice que duele mucho, pero
creo que era una broma.
El corazón de Harry dio un terrible salto. ¿Una prueba? ¿Delante de todo el
colegio? Pero él no sabía nada de magia todavía... ¿Qué haría? No esperaba
algo así, justo en el momento en que acababan de llegar. Miró temblando a su
alrededor y vio que los demás también parecían aterrorizados. Nadie hablaba
mucho, salvo Hermione Granger, que susurraba muy deprisa todos los
hechizos que había aprendido y se preguntaba cuál necesitaría. Harry intentó
no escucharla. Nunca había estado tan nervioso, nunca, ni siquiera cuando
tuvo que llevar a los Dursley un informe del colegio que decía que él, de alguna
manera, había vuelto azul la peluca de su maestro. Mantuvo los ojos fijos en la
puerta. En cualquier momento, la profesora McGonagall regresaría y lo llevaría
a su juicio final.
Entonces sucedió algo que le hizo dar un salto en el aire... Muchos de los
que estaban atrás gritaron.
—¿Qué es...?
Resopló. Lo mismo hicieron los que estaban alrededor. Unos veinte
fantasmas acababan de pasar a través de la pared de atrás. De un color blanco
perla y ligeramente transparentes, se deslizaban por la habitación, hablando
unos con otros, casi sin mirar a los de primer año. Por lo visto, estaban
discutiendo. El que parecía un monje gordo y pequeño, decía:
—Perdonar y olvidar. Yo digo que deberíamos darle una segunda
oportunidad...
—Mi querido Fraile, ¿no le hemos dado a Peeves todas las oportunidades
que merece? Nos ha dado mala fama a todos y, usted lo sabe, ni siquiera es un
fantasma de verdad... ¿Y qué estáis haciendo todos vosotros aquí?
El fantasma, con gorguera y medias, se había dado cuenta de pronto de la
presencia de los de primer año.
Nadie respondió.
—¡Alumnos nuevos! —dijo el Fraile Gordo, sonriendo a todos—. Estáis
esperando la selección, ¿no?
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