HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 31
pensando si los Dursley se acordarían y preguntándose dónde estaría en aquel
momento el escritor de cartas.
Cinco minutos. Harry oyó algo que crujía afuera. Esperó que no fuera a
caerse el techo, aunque tal vez hiciera más calor si eso ocurría. Cuatro
minutos. Tal vez la casa de Privet Drive estaría tan llena de cartas, cuando
regresaran, que podría robar una.
Tres minutos para la hora. ¿Por qué el mar chocaría con tanta fuerza
contra las rocas? Y (faltaban dos minutos) ¿qué era aquel ruido tan raro? ¿Las
rocas se estaban desplomando en el mar?
Un minuto y tendría once años. Treinta segundos... veinte... diez... nueve...
tal vez despertara a Dudley, sólo para molestarlo... tres... dos... uno...
BUM.
Toda la cabaña se estremeció y Harry se enderezó, mirando fijamente a la
puerta. Alguien estaba fuera, llamando.
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El guardián de las llaves
BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despertó bruscamente.
—¿Dónde está el cañón? —preguntó estúpidamente.
Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la habitación.
Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete alargado
que había llevado.
—¿Quién está ahí? —gritó—. ¡Le advierto... estoy armado!
Hubo una pausa. Luego...
¡UN GOLPE VIOLENTO!
La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con un
golpe sordo, cayó al suelo.
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