HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 191
melodía, pero desde la primera nota los ojos de la bestia comenzaron a
cerrarse. Harry casi ni respiraba. Poco a poco, los gruñidos se fueron
apagando, se balanceó, cayó de rodillas y luego se derrumbó en el suelo,
profundamente dormido.
—Sigue tocando —advirtió Ron a Harry, mientras salía de la capa y se
arrastraba hasta la trampilla. Podía sentir la respiración caliente y olorosa del
perro, mientras se aproximaba a las gigantescas cabezas.
—Creo que podemos abrir la trampilla —dijo Ron, espiando por encima del
lomo del perro—. ¿Quieres ir delante, Hermione?
—¡No, no quiero!
—Muy bien. —Ron apretó los dientes y anduvo con cuidado sobre las
patas del perro. Se inclinó y tiró de la argolla de la trampilla, que se levantó y
abrió.
—¿Qué puedes ver? —preguntó Hermione con ansiedad.
—Nada... sólo oscuridad... no hay forma de bajar, hay que dejarse caer.
Harry, que seguía tocando la flauta, hizo un gesto para llamar la atención
de Ron y se señaló a sí mismo.
—¿Quieres ir primero? ¿Estás seguro? —dijo Ron—. No sé cómo es de
profundo ese lugar. Dale la flauta a Hermione, para que pueda seguir
haciéndolo dormir.
Harry le entregó la flauta y, en esos segundos de silencio, el perro gruñó y
se estiró, pero en cuanto Hermione comenzó a tocar volvió a su sueño
profundo.
Harry se acercó y miró hacia abajo. No se veía el fondo.
Se descolgó por la abertura y quedó suspendido de los dedos. Miró a Ron
y dijo:
—Si algo me sucede, no sigáis. Id directamente a la lechucería y enviad a
Hedwig a Dumbledore. ¿De acuerdo?
—De acuerdo —respondió Ron.
—Nos veremos en un minuto, espero...
Y Harry se dejó caer. Frío, aire húmedo mientras caía, caía, caía y..
¡PAF! Aterrizó en algo mullido, con un ruido suave y extraño. Se incorporó
y miró alrededor, con ojos desacostum brados a la penumbra. Parecía que
estaba sentado sobre una especie de planta.
—¡Todo bien! —gritó al cuadradito de luz del tamaño de un sello, que era
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