HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 182
de nerviosismo, porque no podía dormir por las noches. Pero la verdad era que
Harry se despertaba por culpa de su vieja pesadilla, que se había vuelto peor,
porque la figura encapuchada aparecía chorreando sangre.
Tal vez porque ellos no habían visto lo que Harry vio en el bosque, o
porque no tenían cicatrices ardientes en la frente, Ron y Hermione no parecían
tan preocupados por la Piedra como Harry. La idea de Voldemort los
atemorizaba, desde luego, pero no los visitaba en sueños y estaban tan
ocupados repasando que no les quedaba tiempo para inquietarse por lo que
Snape o algún otro estuvieran tramando.
El último examen era Historia de la Magia. Una hora respondiendo
preguntas sobre viejos magos chiflados que habían inventado calderos que
revolvían su contenido, y estarían libres, libres durante toda una maravillosa
semana, hasta que recibieran los resultados de los exámenes. Cuando el
fantasma del profesor Binns les dijo que dejaran sus plumas y enrollaran sus
pergaminos, Harry no pudo dejar de alegrarse con el resto.
—Esto ha sido mucho más fácil de lo que pensé —dijo Hermione, cuando
se reunieron con los demás en el parque soleado—. No necesitaba haber
estudiado el Código de Conducta de los Hombres Lobo de 1637 o el
levantamiento de Elfrico el Vehemente.
A Hermione siempre le gustaba volver a repetir los exámenes, pero Ron
dijo que iba a ponerse malo, así que se fueron hacia el lago y se dejaron caer
bajo un árbol. Los gemelos Weasley y Lee Jordan se dedicaban a pinchar los
tentáculos de un calamar gigante que tomaba el sol en la orilla.
—Basta de repasos —suspiró aliviado Ron, estirándose en la hierba—.
Puedes alegrarte un poco, Harry, aún falta una semana para que sepamos lo
mal que nos fue, no hace falta preocuparse ahora.
Harry se frotaba la frente.
—¡Me gustaría saber qué significa esto! —estalló enfadado—. Mi cicatriz
sigue doliéndome. Me ha sucedido antes, pero nunca tanto tiempo seguido
como ahora.
—Ve a ver a la señora Pomfrey —sugirió Hermione.
—No estoy enfermo —dijo Harry—. Creo que es un aviso... significa que se
acerca el peligro...
Ron no podía agitarse, hacía demasiado calor.
—Harry, relájate, Hermione tiene razón, la Piedra está segura mientras
Dumbledore esté aquí. De todos modos, nunca hemos tenido pruebas de que
Snape encontrara la forma de burlar a Fluffy. Casi le arrancó la pierna una vez,
no va a intentarlo de nuevo. Y Neville jugará al quidditch en el equipo de
Inglaterra antes de que Hagrid traicione a Dum bledore.
Harry asintió, pero no pudo evitar la furtiva sensación de que se había
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