HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 167
Entonces, un súbito movimiento por encima de ellos casi les hizo soltar la
jaula. Olvidando que eran invisibles, se encogieron en las sombras,
contemplando las siluetas oscuras de dos personas que discutían a unos tres
metros de ellos. Una lámpara brilló.
La profesora McGonagall, con una bata de tejido escocés y una redecilla
en el pelo, tenía sujeto a Malfoy por la oreja.
—¡Castigo! —gritaba—. ¡Y veinte puntos menos para Slytherin! Vagando
en medio de la noche... ¿Cómo te atreves...?
—Usted no lo entiende, profesora, Harry Potter vendrá. ¡Y con un dragón!
—¡Qué absurda tontería! ¿Cómo te atreves a decir esas mentiras? Vamos,
hablaré de ti con el profesor Snape... ¡Vamos, Malfoy!
Después de aquello, la escalera de caracol hacia la torre más alta les
pareció lo más fácil del mundo. Cuando salieron al frío aire de la noche, donde
se quitaron la capa, felices de poder respirar bien, Hermione dio una especie
de salto.
—¡Malfoy está castigado! ¡Podría ponerme a cantar!
—No lo hagas —la previno Harry.
Riéndose de Malfoy, esperaron, con Norberto moviéndose en su jaula.
Diez minutos más tarde, cuatro escobas aterrizaron en la oscuridad.
Los amigos de Charlie eran muy simpáticos. Enseñaron a Harry y
Hermione los arneses que habían preparado para poder suspender a Norberto
entre ellos. Todos ayudaron a colocar a Norberto para que estuviera muy
seguro, y luego Harry y Hermione estrecharon las manos de los amigos y les
dieron las gracias.
Por fin. Norberto se iba... se iba... se había ido.
Bajaron rápidamente por la escalera de caracol, con los corazones tan
libres como sus manos, que ya no llevaban la jaula con Norberto. Sin el dragón,
y con Malfoy castigado, ¿qué podía estropear su felicidad?
La respuesta los esperaba al pie de la escalera. Cuando llegaron al pasillo,
el rostro de Filch apareció súbitamente en la oscuridad.
—Bien, bien, bien —susurró Harry—. Tenemos problemas.
Habían dejado la capa invisible en la torre.
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