HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 163

colmillos puntiagudos. —¡Bendito sea! Mirad, conoce a su mamá —dijo Hagrid. —Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos? Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana. —¿Qué sucede? —Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el colegio. Harry fue hasta la puerta y miró. Incluso a distancia, era inconfundible: Malfoy había visto el dragón. • • • Algo en la sonrisa burlona de Malfoy durante la semana siguiente ponía nerviosos a Harry, Ron y Hermione. Pasaban la mayor parte de su tiempo libre en la oscura cabaña de Hagrid, tratando de hacerlo entrar en razón. —Déjalo ir —lo instaba Harry—. Déjalo en libertad. —No puedo —decía Hagrid—. Es demasiado pequeño. Se morirá. Miraron el dragón. Había triplicado su tamaño en sólo una semana. Ya le salía humo de las narices. Hagrid no cum plía con sus deberes de guardabosques porque el dragón ocupaba todo su tiempo. Había botellas vacías de brandy y plumas de pollo por todo el suelo. —He decidido llamarlo Norberto —dijo Hagrid, mirando al dragón con ojos húmedos—. Ya me reconoce, mirad. ¡Norberto! ¡Norberto! ¿Dónde está mamá? —Ha perdido el juicio —murmuró Ron a Harry. —Hagrid —dijo Harry en voz muy alta—, espera dos semanas y Norberto será tan grande como tu casa. Malfoy se lo contará a Dumbledore en cualquier momento. Hagrid se mordió el labio. —Yo... yo sé que no puedo quedarme con él para siempre, pero no puedo echarlo, no puedo. 163