HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 151
Neville negó con la cabeza.
—No quiero tener más problemas —murmuró.
—¡Tienes que hacerle frente, Neville! —dijo Ron—. Está acostumbrado a
llevarse a todo el mundo por delante, pero ésa no es una razón para echarse al
suelo a su paso y hacerle las cosas más fáciles.
—No es necesario que me digas que no soy lo bastante valiente para
pertenecer a Gryffindor; eso ya me lo dice Malfoy —dijo Neville,
atragantándose.
Harry buscó en los bolsillos de su túnica y sacó una rana de chocolate, la
última de la caja que Hermione le había regalado para Navidad. Se la dio a
Neville, que parecía estar a punto de llorar.
—Tu vales por doce Malfoys —dijo Harry—. ¿Acaso no te eligió para
Gryffindor el Sombrero Seleccionador? ¿Y dónde está Malfoy? En la apestosa
Slytherin.
Neville dejó escapar una débil sonrisa, mientras desenvolvía el chocolate.
—Gracias, Harry.. Creo que me voy a la cama... ¿Quieres el cromo? Tú los
coleccionas, ¿no?
Mientras Neville se alejaba, Harry miró el cromo de los Magos Famosos.
—Dumbledore otra vez —dijo— Él fue el primero que...
Bufó. Miró fijamente la parte de atrás de la tarjeta. Luego levantó la vista
hacia Ron y Hermione.
—¡Lo encontré! —susurró—. ¡Encontré a Flamel! Os dije que había leído
ese nombre antes. Lo leí en el tren, viniendo hacia aquí. Escuchad lo que dice:
«El profesor Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago
tenebroso Grindelwald, en 1945, por el descubrimiento de las doce apli-
caciones de la sangre de dragón ¡y por su trabajo en alquimia con su
compañero Nicolás Flamel!».
Hermione dio un salto. No estaba tan excitada desde que le dieron la nota
de su primer trabajo.
—¡Esperad aquí! —dijo, y se lanzó por la escalera hacia el dormitorio de
las chicas. Harry y Ron casi no tuvieron tiempo de intercambiar una mirada de
asombro y ya estaba allí de nuevo, con un enorme libro entre los brazos.
—¡Nunca pensé en buscar aquí! —susurró excitada—. Lo saqué de la
biblioteca hace semanas, para tener algo ligero para leer.
—¿Ligero? —dijo Ron, pero Hermione le dijo que esperara, que tenía que
buscar algo y comenzó a dar la vuelta a las páginas, enloquecida, murmurando
para sí misma.
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