HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 150
El resto del equipo se acercó a George para quejarse.
—No es culpa mía —dijo Wood—. Lo que tenemos que hacer es estar
seguros de jugar limpio, así no le daremos excusa a Snape para marcarnos
faltas.
Todo aquello estaba muy bien, pensó Harry; pero él tenía otra razón para
no querer estar cerca de Snape mientras jugaba a quidditch.
Los demás jugadores se quedaron, como siempre, para charlar entre ellos
al finalizar el entrenamiento, pero Harry se dirigió directamente a la sala común
de Gryffindor; donde encontró a Ron y Hermione jugando al ajedrez. El ajedrez
era la única cosa a la que Hermione había perdido, algo que Harry y Ron
consideraban muy beneficioso para ella.
—No me hables durante un momento —dijo Ron, cuando Harry se sentó al
lado—. Necesito concen... —vio el rostro de Harry—. ¿Qué te sucede? Tienes
una cara terrible.
En tono bajo, para que nadie más los oyera, Harry les explicó el súbito y
siniestro deseo de Snape de ser árbitro de quidditch.
—No juegues —dijo de inmediato Hermione.
—Diles que estás enfermo —añadió Ron.
—Finge que se te ha roto una pierna —sugirió Hermione.
—Rómpete una pierna de verdad —dijo Ron.
—No puedo —dijo Harry—. No hay un buscador suplente. Si no juego,
Gryffindor tampoco puede jugar.
En aquel momento Neville cayó en la sala común. Nadie se explicó cómo
se las había arreglado para pasar por el agujero del retrato, porque sus piernas
estaban pegadas juntas, con lo que reconocieron de inmediato el Maleficio de
las Piernas Unidas. Había tenido que ir saltando todo el camino hasta la torre
Gryffindor.
Todos empezaron a reírse, salvo Hermione, que se puso de pie e hizo el
contramaleficio. Las piernas de Neville se separaron y pudo ponerse de pie,
temblando.
—¿Qué ha sucedido? —preguntó Hermione, ayudándolo a sentarse junto a
Harry y Ron.
—Malfoy —respondió Neville temblando—. Lo encontré fuera de la
biblioteca. Dijo que estaba buscando a alguien para practicarlo.
—¡Ve a hablar con la profesora McGonagall! —lo instó Hermione—.
¡Acúsalo!
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