HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 145

quién le importaba lo que custodiaba el perro de tres cabezas? ¿Y qué más daba si Snape lo robaba? —¿Estás bien? —preguntó Ron—. Te veo raro. Lo que Harry más temía era no poder encontrar la habitación del espejo. Aquella noche, con Ron también cubierto por la capa, tuvieron que andar con más lentitud. Trataron de repetir el camino de Harry desde la biblioteca, vagando por oscuros pasillos durante casi una hora. —Estoy congelado —se quejó Ron—. Olvidemos esto y volvamos. —¡No! —susurró Harry—. Sé que está por aquí. Pasaron al lado del fantasma de una bruja alta, que se deslizaba en dirección opuesta, pero no vieron a nadie más. Justo cuando Ron se quejaba de que tenía los pies helados, Harry divisó la pareja de armaduras. —Es allí... justo allí... ¡sí! Abrieron la puerta. Harry dejó caer la capa de sus hombros y corrió al espejo. Allí estaban. Su madre y su padre sonrieron felices al verlo. —¿Ves? —murmuró Harry. —No puedo ver nada. —¡Mira! Míralos a todos... Son muchos... —Sólo puedo verte a ti. —Pero mira bien, vamos, ponte donde estoy yo. Harry dio un paso a un lado, pero con Ron frente al espejo ya no podía ver a su familia, sólo a Ron con su pijama de colores. Sin embargo, Ron parecía fascinado con su imagen. —¡Mírame! —dijo. —¿Puedes ver a toda tu familia contigo? —No... estoy solo... pero soy diferente... mayor... ¡y soy delegado! —¿Cómo? 145