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pero no sabemos qué. Las sorpresas son impor-
tantes”. Otras aberturas (para un proyector, un
pequeño espacio de almacenaje, acceso a un
aseo y puerta de entrada a la zona privada) se
camuflan también en este muro.
Pero volviendo a la puerta del almacén, este
no es el único elemento del edificio que utiliza
un sistema de pesos y poleas: “¡Soy muy fan de
los mecanismos low-tech!”, confiesa la arquitecta
para argumentar su presencia en otros lugares
del inmueble. Uno de ellos es la parte inferior de
la pasarela que sirve de planta superior. De ella
cuelga la mesa de trabajo; pero también, a través
de este sistema, pueden suspenderse las obras y
objetos de las exposiciones, si ello fuese necesa-
rio; o, por qué no, un columpio.
Unas escaleras-cajoneras dan acceso a la
parte privada del espacio, que sirve de vivienda
para el autónomo o artista residente. El dormi-