Habitissimo Otoño 2018 | Page 76

habitissimo | página 74 A las características propias del inmueble se añadían otra serie de condicionantes que aupaban al proyecto a la categoría de reto: partir de un pre- supuesto reducido y conservar intacto su carácter exterior (con un jardín delante y otro detrás). Aunque para Mendaro ninguno de estos requisitos suponía inconveniente alguno. Más bien al contrario: “Cuanto más condicionantes, más fácil de encontrar la esencia del proyecto”. La arquitecta, al igual que Jorgen Leth, convirtió las posibles trabas en aliadas de su causa. La necesidad de respetar la fachada y exte- riores, quizá la condición más castrante a prio- ri, resultó ser la que más luz aportó al proceso: “Fue más fácil pensar en vaciar la casita por dentro (que era lo único que se podía hacer) y potenciar ese espacio diáfano”. Y así fue como Mendaro concibió su plan para simplificar al máximo el inmueble. “Había que pensar en un único espacio que sirviese como taller, oficina y zona de exposiciones. La forma de potenciar esa idea era escondiendo todo lo demás”. En la planta baja, esa simplificación pasaba por liberar el espacio para el desarrollo de las actividades de diversas naturaleza que debían celebrarse en él y condensar y ocultar lo que no tiene que verse. El lugar elegido para esto último: un gran almacén con una puerta de tres metros de alto. Esta se cierra automáticamente mediante pesos y poleas. “Es una forma útil de tener las puertas siempre cerradas, que en este caso era importante para no ver el almacén que esconde el desorden. Además, es una forma más de potenciar la idea de proyecto: la de un espacio único. Si las puertas se mantienen ce- rradas, da la sensación de que la pared en la que están es un muro blanco que contiene cosas,