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como Velvet o Las chicas del cable han recreado en los últimos
años, dándole una pátina de glamour.
Lo primero que llama la atención, incluso antes de cruzar
la puerta del local, son los enormes ventanales, decorados con
pinturas de los platos que podemos encontrar dentro. El cos-
tumbrismo se da la mano en estos murales con la sensibilidad
artística. A través de las pinturas podemos escudriñar un Ma-
drid ajeno al ajetreo de la Gran Vía, un Madrid que se revela
en toda su elegancia cuando cruzamos sus puertas giratorias y
parecemos viajar al pasado.
Pero cómo ser vintage sin pasarse de viejuno. Cómo ac-
tualizar un estilo demodé. Sierra lo tiene claro: “Hay que ha-
cer referencia directa al pasado a través de objetos que fueron
diseñados en una época que no es la actual, pero metidos en
un contexto renovado, junto a piezas y telas de ahora”. La de-
coradora pone como ejemplo las butacas que escogió para el
bar de vinos. “La gente se sorprende y suele decir, ‘mira, esta
tela es de las de antes’, pero en realidad es un diseño nuevo de
Güell Lamadrid”.
Esa comunión entre el diseño actual y los elementos del pa-
sado es sutil y crea un conjunto armonioso, bien armado. Otro
ejemplo lo encontramos en la barra de la vermutería. “Crea un
espacio en sintonía con el ahora de la Gran Vía, pero mantiene
esa esencia que te hace mirar atrás con nostalgia y curiosidad”,
explica Sierra.
Bares y lugares