Habitissimo Invierno 2019 | Page 53

habitissimo | página 51 necesidades es muy complejo. Donde había una sala con anfiteatro para 300 personas, con un pequeño ambigú y una entrada a través de un pasadizo, hay ahora cuatro espacios diferenciados», continúa Gil. «La platea existente se ha transformado en un espacio multifun- cional, iluminado durante el día por un nuevo lucernario abierto en la cubierta. En la pantalla, ubicada donde la origi- nal, hay una proyección continua, pero durante la semana se suceden las otras actividades, sobre todo música en di- recto. Bajo la pantalla se sitúa una barra con una pequeña cocina de bar y, fren- te a ella, el público sentado en gradas de tablero contrachapado de madera, bancos fijos de tubo de hierro y cojines, diseñados por nosotros, y hamacas de madera de pino y lona. Las hamacas se orientan más o menos hacia la pantalla, pero también se relacionan entre ellas como en una pequeña plaza pública, con mesitas donde colocar las copas o las raciones del bar». Y pese a lo ambicioso del local, la Sala Equis es un lugar de rincones. El antiguo ambigú –la cafetería donde se hacían las tertulias después de la pro- yección– es ahora un recogido bar de copas que, a su vez, incluye un rincón entre telas de terciopelo verde, con cortinas y sillones del mismo material, que parece extraído directamente de Twin Peaks. Según Gil, «sí, es lo que lla- mamos “Rincón Lynch”. Teníamos fo- tografías de la habitación roja de Twin Peaks para inspirarnos durante todo el proceso de diseño». De igual manera, la conexión entre el antiguo anfiteatro que volcaba sobre la platea se ha cerrado y se ha creado en su lugar una sala inclinada de cine para 64 personas, íntegramente fo- rrada en terciopelo. Todo el espacio –butacas y paredes– se ha forrado de tela de color rojo tierra que confieren al lugar un aspecto entre lo íntimo y lo onírico. El efecto cobra aún más inten- ción gracias a un falso techo del mis- mo material textil que se descuelga y se recoge en curvas. Esta superficie ondulada favorece la acústica de la Bares y lugares sala y, al mismo tiempo, produce la sensación de estar en el interior de una nube de terciopelo. Según Gil, «la sala de cine es seguramente donde más intervención arquitectónica visible hay, porque tampoco queríamos que fuese una sala convencional. Por ejemplo, las butacas son corridas y, entre cada dos asientos hay una pequeña mesita, mucho más cómoda que los reposava- sos de los cines normales. Es decir, está pensado para ver la película, pero también para comentarla y compartir una copa o incluso una tapa del bar». En realidad, todo en la Sala Equis es una cosa y varias a la vez. Desde la gran sala central hasta el propio pasaje de acceso, concebido como un lugar no solo de paso, sino también de estancia al exterior. Por eso tiene un gran banco corrido con mesitas que, en las noches de clima be- nigno, se llenan de clientes que charlan o fuman un cigarrillo. Al fondo, un gran letrero luminoso en la mejor tradición de los cines antiguos. En los paramentos laterales, bajo una capa de pintura que los uniformiza, restos de molduras y tableros de corcho y relieves de palabras que nos recuer- da que, hasta hace no mucho, ese local era uno de los menos atractivos de la ciudad. Pero que también nos enseñan que, tratado con inteligen- cia y respeto, hasta lo más sórdido merece ser redescubierto.