habitissimo | página 101
Reformar una vivienda es hacer un viaje en el
tiempo: se llega a un lugar del pasado y se le
trae al presente y, en algunos casos, al futuro.
La operación puede ser muy pequeña; apenas
un nuevo color en las paredes o un cambio en
el pavimento del baño. Otras veces se requieren
actuaciones más radicales; tirar tabiques, abrir
nuevos huecos en los paramentos o cambiar ín-
tegramente las instalaciones.
Pero, en realidad, siempre se trata de coger
algo que funcionaba hace años, quizá déca-
das, y conseguir que sirva a las necesidades de
la vida contemporánea. El gotelé nos habla de
los 80, el terrazo nos lleva a los 60, las alcobas
pequeñas y con ventanas interiores eran casi la
única manera de que una familia de cinco miem-
bros viviese en una casa de 60 metros cuadra-
dos. Ahora apenas hay familias con más de dos
hijos, las cocinas se incorporan a los salones
para tener menos compartimentos y más luz, y
las ventanas son mucho más grandes y prote-
gen mejor de las inclemencias del tiempo. Don-
de antes vivían cinco ahora viven dos, pero más
amplios, más frescos y más luminosos. Al final
de una reforma integral ya no queda nada del
pasado. Todo es nuevo.