El juego se constituye como un elemento fundamental del ser humano desde su nacimiento y a lo largo de toda su vida. Dentro de la teoría psicológica de Vygotsky, citado por Leyva (2011, p. 27), se considera al juego “...como una forma espontánea de expresión cognitiva a través de la cual el niño nos muestra sus conocimientos”.
Posada (2014), señala que “el juego genera un ambiente innato de aprendizaje, el cual puede ser aprovechado como estrategia didáctica, una forma de comunicar, compartir y conceptualizar conocimiento y finalmente de potenciar el desarrollo social, emocional y cognitivo en el individuo” (p. 26).
El juego como forma de enseñanza