GRANCA.Primera Evaluación.Curso2017-18 GRANCA. Primera Evaluación. Curso 2017-18 | Page 9

UN DÍA EN UNA CARABELA La carabela era una embarcación robus- ta, capaz de resistir el oleaje y las tormen- tas. Media entre 20 y 30 metros de longitud. Combinaba las velas cuadradas, que le permitía navegar a más velocidad, con las velas triangula- res, que se utilizaban para maniobrar. Al no llevar remeros, disponía de gran ca- pacidad de carga en las bodegas, que le permitía realizar lar- gos viajes. Tambien estaba pre- parada para defen- derse de los ataques de los piratas y enemigos pues estaba equipada con armas . 9 El día en el que partimos, en la tripulación se percibía una gran variedad de emociones acerca de la travesía de la que yo, no me excluía. Antes de em- barcar, los armadores inspeccio- naron el barco por si hubiéramos necesitado más víveres, si faltaba alguna carga, armamento… Al ya embarcar, el capitán nos ordenó presentarnos. Luego de terminar, nos dividimos los quehaceres. A mí me tocaba ser la vigía. Como era mi primera vez a bordo, me costó subir por las resbaladizas cuerdas que llega- ban al palo mayor. Cuando con- seguí llegar, -tras risas de mari- nos veteranos- observé unas vis- tas impresionantes. Después de que se acabara mi turno, bajé. Era mediodía, así que habían algunos marineros viejos coci- nando nuestro almuerzo con ayu- da de unos pajes en un fogón de hierro que estaba en cubierta. Comí mientras escuchaba cómo unos contaban bromas muy ma- las. Después de terminar mi al- muerzo, bajé silenciosamente al despensero para coger algunas galletas debido a mi apetito en aquellos momentos. Decidí no coger carne porque el exceso de salazón me dejaba la boca tan salada que me malhuroraba. Subí satisfecha de mi “atracón” y me entró sueño, así que me dormí sentada al lado del carpintero, que estaba concentrado intentan- do arreglar un barril. Después de despertar de mi siestecilla, se me antojaron unas partidas a los da- dos con mis compañeros. Mis habilidades eran muy malas en comparación con las de esos monstruos con manos hábiles. Frustrada, me levanté y me apo- yé en la barandilla de proa mien- tras observaba un atardecer con olas tranquilas. Estaba mirando los tonos de esas preciosas olas cuando una voz de un marino experimentado me llamó la aten- ción. El hombre estaba rodeado de otros grumetes atentos a su voz. Me acerqué con curiosidad. Sabía que ese señor iba a contar sus aventuras. Lo presentía. Me senté rápidamente esperando mi deseo. Y así fue. Esperé a que todos los interesa- dos se sentaran y empezó a en- volvernos con su grave pero clara voz. Cerca de mí, había un cerdo somnoliento que se tumbó a mi lado. Encontré este hecho muy curioso, ya que se suponía que ese animal era nuestra comida. No pude contenerme y atraída por su ternura empecé a acari- ciarlo mientras oía la historia de mi compañero. Después de unas decenas de minutos, decidí dor- mirme. Alicia Cai Hua Li 3º A