GRANCA TERCERA EVALUACIÓN PUBLICACIÓN 3ª Evaluación para subir | Page 15

¿ SOY CAPAZ?
Por aquel entonces mi hermano tenía diecisiete y yo siete años, y después de varios años, aquí estoy, esperando que me suene el despertador para en vez de ir a clase echarme un porro con Mike.
No me puedo creer que haya pasado un año ya. Pensé que dejaría de doler, pero me equivoqué. Perder a alguien duele, pero ya no como al principio. Ya no siento como se me hunde el pecho cada vez que me acuerdo de él, ya ni siquiera lloro e incluso puedo sonreír al recordar los buenos momentos que pasamos cuando estaba vivo.
Pero lo que no termino de entender es porqué sigo consumiendo esa mierda. Sé que al principio sólo quería olvidarme de que había perdido a mi padre, pero esto es demasiado.
Mike no deja de llamarme para ir a fumar, y yo no quiero dejarlo plantado, al fin y al cabo fue el único que estuvo ahí cuando lo necesitaba, incluso cuando mi madre no quería ni verme porque me parecía demasiado a mi padre.
No sé como parar. El relajo que siento cuando fumo marihuana es tal que consigo olvidarlo todo: consigo olvidarme de ver a mi madre llorando por los problemas que tenemos para mantener la casa y comer cada mes desde hace un año; consigo olvidar el asco que siento cada vez que me miro al espejo y veo que voy pareciéndome más a mi hermano, bueno, al que alguna vez lo fue. Hoy en día supongo que estará rondando por alguna calle mendigando por un gramo de cocaína para inyectársela en vena. O no, a lo mejor decidió dejarlo por alguna razón. Lo único que sé es que nosotros no fuimos esa razón. Él escogió irse y dejarnos.
Todavía me acuerdo del último día que lo vi. Papá y él tuvieron una discusión de una hora, y por poco no llegaron a las manos. Eran las tres de la madrugada y él había llegado a casa con los ojos rojos, bajo los efectos de la droga aún. Lo que más recuerdo con claridad son los gritos y la fuerza con la que me abrazó mi madre durante esa hora mientras yo estaba en la cama. Me quedé dormido y cuando desperté mi madre ya estaba durmiendo con mi padre, y yo al escuchar un ruido, bajé por la escalera y vi a mi hermano con una maleta. No me dijo nada. Me miró como si no me conociera y cerró la puerta.
Por aquel entonces mi hermano tenía diecisiete y yo siete años, y después de varios años, aquí estoy, esperando a que me suene el despertador para en vez de ir a clase echarme un porro con Mike.
- Mamá, me voy ya a clase. No hace falta que contestes. Nunca lo haces.- Le digo acercándome a la puerta mientras la veo haciendo cuentas en la cocina. Casi no me habla desde que sabe que comencé a fumar porros.
- Adiós.- Termino diciendo y cierro la puerta.
( En el parque)-Hola, tío.- Saluda Mike.-Hola.-Respondo- ¿ Cómo estás?-Bien.-Mentira, pero qué más da.- ¿ Quieres?.- Me enseña un porro.-Vale.- Lo cojo y lo enciendo.
15