Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 283
del sector privado. Las administraciones de las
principales ciudades han adelantado campañas de
concientización sobre las amenazas a las que están
expuestas, dirigidas a un público masivo; según la
encuesta realizada por el Banco Mundial (2011a)
para el presente informe, el 46% de la población de
las grandes ciudades conocen este tipo de campa-
ñas y el 34% reporta haber tomado medidas para
reducir el riesgo de su vivienda. Por otra parte,
durante el fenómeno de El Niño 2009-2010, las
esferas de agua potable y de energía adelantaron
ejercicios de ahorro de sus servicios y el enton-
ces MAVDT pronunció un logro de ahorro en
el consumo de agua del 13%. Por último, el a
nivel agropecuario como respuesta al fenómeno
de El Niño 1997-1998, se produjo y distribuyó
cartillas para el sector ganadero; sin embargo,
los diferentes esfuerzos realizados en los procesos
de sensibilización, no han sido parte de estrategias
integrales y continuas de comunicación y existen
muy pocas evaluaciones de su efectividad.
4.2.7. La gestión sectorial en la
atención de desastres
La respuesta y el manejo de las emer-
gencias por parte de los sectores varían según
el tipo de desastre, en cuanto a programas y
a recursos, y carecen de planificación. Como
se mostró en el Capítulo 1, en Colombia existe
una diversidad de eventos naturales peligrosos
que pueden ser factores detonadores de desas-
tres; y de acuerdo con los tipos de fenómenos y
su severidad, la magnitud de los daños cambia
dependiendo también de factores de vulnerabi-
lidad físicos, sociales, económicos y culturales
de los actores y regiones afectadas. Asimismo,
la respuesta del Estado está sujeta a las dispo-
siciones fiscales existentes en el momento de la
ocurrencia de los eventos. Ello condiciona la res-
puesta a los diferentes tipos de eventos, depende
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del fenómeno que lo detona y su severidad, y de
las características únicas y particulares de cada
uno, requiriendo de estrategias de atención y
reconstrucción con programas y recursos tam-
bién específicos. Sin embargo, la falta de políti-
cas claras sobre la responsabilidad del gobierno
y de cada uno de los agentes, los pocos avances
en la identificación de los posibles escenarios de
pérdidas, la definición de las tareas a ejecutar
para el manejo de las emergencias y/o desastres,
así como los mecanismos de coordinación y los
recursos en un Plan de Emergencias Nacional,
obliga a que en cada evento se adopten acciones
diferentes, desconociendo las lecciones aprendi-
das y experiencias exitosas, generando incluso
demoras en la identificación, el diseño y la im-
plementación de las tareas de recuperación.
En el ámbito agropecuario la respuesta a
los grandes eventos generalmente se ha orienta-
do a la implementación de programas de alivio
financiero. Esto incluye condonaciones de deu-
da para pequeños productores, refinanciación
e indulto de intereses para medianos y grandes
productores y créditos blandos y garantías para
recuperar la capacidad productiva. En la mayo-
ría de los casos los programas y su financiación
son adoptados por Documentos Conpes, pero
también se incluyen medidas, como el Fondo de
Solidaridad Agropecuaria (1996), para adquirir
la cartera en situación de desastre. Aunque los
instrumentos son similares, la magnitud de los
beneficios y el procedimiento de acceso a ellos
varían en cada evento de acuerdo con la disponi-
bilidad presupuestal y el tipo de impactos. Dichas
medidas, si bien otorgan un alivio a los afectados,
en términos generales no inciden en la reducción
de la vulnerabilidad del sector, por el contrario,
generan cada vez mayor presión financiera.
El sector de transporte tiene diferentes
responsables frente al manejo de los desastres,
según la categoría y el nivel de la red afectada.
Para las vías concesionadas, según el Manual
Análisis de la gestión del riesgo de desastres en Colombia: un aporte para la construcción de políticas públicas