Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 225

públicas y privadas, es uno de los mejores ejem- plos sobre la confluencia de diferentes actores e intereses sobre el mismo territorio. La CAR y la EAAB cumplen funciones de control de inun- daciones y regulación hidráulica. Algunos em- balses pertenecientes a la cuenca son operados por diferentes entidades: la CAR (los embalses de Neusa y Sisga), la EEB (el embalse de Tomi- né) y la EAAB (el sistema del río Tunjuelo, los embalses Los Tunjos, Chisacá, La Regadera y Cantarrana). El manejo adecuado de caudales y los niveles del río exigen un engranaje de todas las entidades que tienen relación con la cuenca, no sólo para la optimización del recurso hídri- co, sino para el control en el crecimiento de los niveles y para evitar las inundaciones en la tem- porada de lluvias en la zona. Las CAR, como entes encargados de la elaboración de los Planes de Ordenamiento de las Cuencas Hidrográficas, y de promover y ejecutar obras de irrigación, avenamiento, de- fensa contra las inundaciones, regulación de cauces y corrientes de agua, y de recuperación de tierras que sean necesarias para la defensa, protección y adecuado manejo de las cuencas hidrográficas del territorio de su jurisdicción, juegan un papel fundamental en la planifica- ción y el ordenamiento de éstas. No obstante, las acciones requeridas para el control am- biental y la reducción del riesgo se ven debi- litadas por la falta de coordinación entre las diversas entidades involucradas. De hecho, en el Canal del Dique participan Cardique, la CRA y Carsucre. Por otra parte, la CRA tiene alguna responsabilidad sobre la ciénaga de Mallorquín, el mar Caribe y el río Magdalena. Si bien se han formado comisiones conjuntas para el ordena- miento y manejo de las cuencas, sin duda debe contarse con una coordinación integral y con los recursos necesarios para adelantar las acciones e inversiones definidas en los diferentes instru- mentos de planificación. 200 Los departamentos y los municipios tienen responsabilidades directas con el ase- guramiento en el suministro de agua potable. La Ley 142 de 1994 sirvió como guía para la adopción de una política de agua potable y sa- neamiento básico. El sector se fundamenta en la separación de las funciones de formulación de la política, la regulación y el control, en cabeza del Gobierno Nacional, y la responsabilidad de los municipios de asegurar una prestación eficien- te de los servicios. Los departamentos tienen el deber de diseñar e implementar Planes Depar- tamentales de Agua (PDA), como un conjun- to de estrategias de planeación y coordinación interinstitucional, con el objeto de lograr la ar- monización integral de los recursos y la imple- mentación de esquemas eficientes y sostenibles en la prestación de los servicios públicos domi- ciliarios de agua potable y saneamiento básico. Todo esto implica una debida coordinación en- tre los entes territoriales con las CAR en la opti- mización del recurso hídrico. Los grandes propietarios de tierras han ejercido presión en el uso del suelo, especial- mente en el desarrollo de la ganadería y la agricultura. Estudios de la Universidad Nacio- nal (CVS y Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, 2006) indican que históricamente la estructura de tenencia de la tierra en el terri- torio que comprende la cuenca hidrográfica del Complejo Cenagoso del Bajo Sinú, se ha enmar- cado en un modelo de latifundios destinados, en la mayoría de los casos, a la ganadería extensiva, la cual continúa avanzando en la absorción de los minifundios e introduciendo tierras perte- necientes a la zona de anegación del Complejo a través de procesos de adecuación de las mismas, mediante la construcción de canales de drena- je, sistemas de bombeo y diques. Esta situación además de afectar el ecosistema también crea una problemática social, ya que rompe con una forma cultural de relación de los pescadores y Análisis de la gestión del riesgo de desastres en Colombia: un aporte para la construcción de políticas públicas