Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 226

campesinos con la dinámica natural del ecosis- tema del cual devengan su sustento. La falta de gestión pública, la no aplicación de las normas existentes para el ordenamiento territorial, así como la percepción de la población, que con- sidera la ciénaga como un terreno “baldío”, un territorio que no es de nadie y que no se valora como un bien público, aumentan la problemáti- ca causada por la tenencia de la tierra. Algunos agentes sociales como los agri- cultores, pescadores y jornaleros, en búsqueda del sustento, desarrollan actividades que pro- ducen un aumento de territorios sometidos a la continua desecación de ciénagas y degradación de manglares. En las últimas dos décadas se ha instaurado en el Canal del Dique una importante industria camaronera, que poco respeta las regu- laciones medioambientales y ha afectado de gran manera la riqueza en la zona de manglar, prote- gida por tratados internacionales suscritos por Colombia. Por otra parte, el proceso de adecua- ción de tierras ilegales para aumentar la frontera agrícola en detrimento de las ciénagas y hume- dales, que son por demás zonas de uso público, es una práctica que bloquea las salidas al Canal y los caños de conexión. Las universidades han acompañado los procesos relacionados con el conocimiento de las características hidrológicas e hidráu- licas de las cuencas. Las universidades Nacio- nal, del Norte y Los Andes, entre otras, con la implementación de herramientas y tecnologías de avanzada han participado en la modelación de las cuencas, apoyando la toma de decisiones de los gobiernos regionales y locales. El trabajo conjunto de la academia con los entes territoria- les y las autoridades ambientales debe continuar a través de la implementación de estrategias de cooperación y acuerdos interinstitucionales. En la región de La Mojana los actores institucionales actúan descoordinadamente y coexisten condiciones de gran sensibilidad am- biental con grandes procesos de transformación socioeconómica, por lo que es necesario cono- cer la relación existente entre estos dos compo- nentes. En La Mojana persiste una baja capacidad administrativa para planificar y gestionar el desa- rrollo, a pesar de los esfuerzos nacionales para im- pulsar la región. En la zona se requieren políticas de desarrollo rural que contemplen las tecnologías apropiadas para el medio natural. Según las funciones establecidas por la Ley Nacional (Ley 13 de 1990, Ley 41 de 1993, Ley 160 de 1994 y Decreto 3759 de 2009), el Incoder tiene por objeto fundamental ejecutar la política agropecuaria y de desarrollo rural, facilitar el acceso a los factores productivos, fortalecer a las entidades territoriales y a sus comunidades, y propiciar la articulación de las acciones institucionales en el medio rural. Estas acciones deben ser ejecutadas bajo princi- pios de competitividad, equidad, sostenibilidad, multifuncionalidad y descentralización, para contribuir a mejorar la calidad de vida de los po- bladores rurales y al desarrollo socioeconómico del país. Dentro de las funciones dadas al Inco- der se destacan, en primer lugar, la promoción de la consolidación económica y social de las áreas de desarrollo rural, mediante programas productivos agropecuario, forestal y pesquero de propósito común, que permitan atender realida- des específicas de las comunidades rurales y étni- cas. En segundo lugar, el Instituto también tiene como función adelantar procesos de clarifica- ción, deslinde y restitución de playones, madre- viejas, áreas desecadas de ríos, lagos y ciénagas de propiedad de la nación; regular el uso y manejo de los playones y sabanas comunales; y proteger las áreas protectoras de las cuencas de los ríos. La coherencia técnica en el cumplimiento de las dos funciones debería garantizar el correcto uso y ocupación de las áreas de amortiguación natural, sin generar conflicto con el desarrollo de las acti- vidades agropecuarias en el país. Rol de la administración del territorio en la gestión del riesgo de desastres 201