Gestión del Riesgo en Colombia Gestion Riesgo Banco Mundial Colombia | Page 238

esta forma la preservación de la vida y la reducción de los efectos sobre los bienes, la economía y el ambiente. Formular e implementar la política nacional para la intervención de asenta- mientos en riesgo, que fije los lineamientos para la zonificación del territorio, la defi- nición de criterios de mitigabilidad y estra- tegias para la acción. Los POT municipales deben establecer claramente el manejo de las zonas ubicadas en alto riesgo, de acuerdo con la política nacional que la defina. La mitigabi- lidad se puede entender como una condición en la que es factible técnica, económica, so- cial y políticamente intervenir un territorio para reducir el riesgo, a efectos de que per- manezcan la población, la infraestructura y las actividades económicas dentro de los már- genes razonables y socialmente aceptables de seguridad (Ramírez & Rubiano, 2009a). Esto significa la necesidad de elaborar un análisis integral para definir si un territorio con riesgo alto puede ser o no mitigable. Dependiendo de la condición identificada se deberán esta- blecer acciones específicas de intervención, en las cuales se consideran, entre otros, obras de mitigación (cuando es mitigable) o reasenta- miento de familias (cuando no es mitigable). En algunas ciudades con mayor capacidad de gestión se ha avanzado en el establecimiento de criterios en este tema y de políticas de in- tervención; sin embargo, la adopción de una política nacional permitirá brindar a los mu- nicipios herramientas para la debida imple- mentación de acciones orientadas al manejo de zonas de alto riesgo. Reducir el número de viviendas en zo- nas de alto riego a través de la implemen- tación de los programas de mejoramiento integral de barrios y reasentamiento de familias en zonas de riesgo no mitigable. La focalización de acciones orientadas para la reducción de la exposición y de la vulnerabili- dad es una opción efectiva para disminuir las condiciones de riesgo. Esto significa incorpo- rar a los POT y a los PD proyectos e inver- siones específicas para la implementación de dichos programas como ejes fundamentales para reducir el riesgo existente. Esto conlleva a la participación de las diferentes entidades municipales para que su intervención se rea- lice de manera completa e integral; sectores relacionados con la vivienda, la educación, la salud, el bienestar social y los servicios públicos, entre otros, deben trabajar manco- munadamente. Por otra parte, y con el fin de proteger las zonas que han sido reasentadas, se requiere la creación de acciones de vigilancia y control del uso y ocupación del suelo a nivel municipal, a través de la participación no sólo de las entidades responsables, sino del acom- pañamiento de las mismas comunidades. Promover y continuar con los esfuerzos realizados en las ciudades (casos de estudio) para la inclusión transversal de la gestión del riesgo de desastres en la planificación, accio- nes e inversiones municipales, como estrate- gia fundamental para el desarrollo territorial. El presente estudio muestra que ciudades como Bogotá y Manizales evidencian el com- promiso político e institucional existente para la gestión integral del riesgo desde hace varios años. No puede decirse lo mismo de ciudades como Cali, que precisamente debido a la falta de voluntad política y de estrategias adecuadas se ha permitido el aumento del riesgo por las falencias en la implementación de políticas, programas y proyectos para prevenir el ries- go y corregir el existente. Barranquilla, por su parte, ha comenzado a mostrar su responsa- bilidad impulsando los compromisos adquiri- dos en el POT y el PD, aunque aún falta mucho esfuerzo para lograrlo. En consecuencia a las Rol de la administración del territorio en la gestión del riesgo de desastres 213