-GESTIONEMOS DESDE JÓVENES-
¿EL ÉXITO O LOS ÉXITOS?
¿Te has preguntado alguna vez que es realmente el éxito para ti? Lo usual es que nos sumemos a esa idea
común, en la que se nos indica que es exitoso quien tiene mucho de mucho. Usualmente no nos detenemos a pensar por qué tantos ricos, famosos, premiados y seductores viven en medio de la infelicidad.
Aunque exista ese patrón de “éxito”, más o menos generalizado, en realidad lo que es exitoso y lo que no lo es, depende mucho de factores subjetivos. De sentimientos mucho más
profundos que la capacidad de compra y todos esos elementos que ya hemos señalado.
Cada quien debería tomarse la tarea de definir y redefinir a lo largo de su vida cuál es el éxito que
busca. Porque en realidad, no se puede hablar de una forma de éxito como tal, sino de muchas formas en las que las personas logran ser exitosas. Y también hay diferentes maneras de ser exitosos, según el contexto en el que vivamos y el momento de la vida que estemos experimentando.
La palabra “éxito” viene del latín “exitus” y significa “final” o “término”. Los ingleses adoptaron esta palabra como “exit” y es la que ves
en la salida de todo espacio cerrado. Si vamos a su acepción original,
éxito es todo aquello que pone fin a una carencia o a un sufrimiento.
MEDIR EL ÉXITO
Así como no existe un solo significado para la palabra “éxito”, tampoco hay una sola manera de medirlo. En estricto sentido, siempre,
hasta el día de la muerte, nos hará falta algo y el rumor de algún
sufrimiento nos acechará.
Si miras la vida desde la óptica de la carencia, nunca serás la más
bella o el más guapo, ni el más rico, ni el más elogiado, ni el más
popular. Porque éxito y felicidad no son sinónimos. El éxito es un
concepto más bien acumulativo: tener más de algo, hasta alcanzar una supuesta cumbre que nunca es la
más elevada. La felicidad, en cambio, puede ser vista como lo contrario: no necesitar nada más para sentirte
bien.
El éxito es un concepto hábilmente administrado por la sociedad de consumo. Es uno de esos atributos que
adquieres más para exhibirlo a los demás, que para disfrutarlo en la intimidad de tu corazón. Probablemente
se trate de una idea que corresponde más a la esfera del poder y de la economía, que al mundo del bienestar
emocional.
Lograr lo que nos proponemos no siempre es el final feliz de una historia. Dice el viejo aforismo “
Ten cuidado con lo que deseas porque podrías conseguirlo”. Agregaría que nunca es malo lograr lo que se
desea, siempre y cuando sea una meta elegida libremente y no impuesta por una cultura que busca
productividad y se basa en la competencia entre unos y otros para lograrla. En ese sentido, éxito es obtener
lo que libremente se desea, sin otro propósito que el de ser más feliz y dormir más tranquilos.
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