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RUSIA Y LA FEDERACIÓN EX-SOVIÉTICA:
Soros condujo una delegación a Rusia, donde trabajaba en complicidad
con Raissa Gorbachov desde fines de los ‘80, para establecer una nueva
Fundación, esta vez la ‘Cultural Initiative Foundation’.
De nuevo una organización libre de impuestos para él y sus amigos
occidentales, destinada a penetrar en los más altos estratos del gobierno y
poder comprar a las personalidades más importantes en los campos político
y económico. Después de su partida en falso con Gorbachov de 1988-91, se
pasó al círculo de Yeltsin. Y una vez más fue Soros quien junto a su
amigo Jeffrey Sachs implantaron la terapia de choque.
A partir del 2 de enero de 1992 la terapia de choque de Jeffrey Sachs
provocó un caos inigualable y desató una hiperinflación, bastante previsible,
sobre Rusia, lo cual motivó la huida de los mejores cerebros de
investigación científica hacia Occidente. Bajo el Plan de Soros el gobierno
de Yeltsin, con Igor Gajdar, decretaron draconianos recortes a las
subvenciones que favorecían la agricultura y la industria, a pesar de que
toda la economía estaba en manos del mismo Estado.
Como meta se fijó un presupuesto libre de déficit dentro de tres meses. No
hubo más crédito para la industria, las empresas acumularon deudas
astronómicas y la baja del rublo se precipitó fuera de todo control. Soros y
sus amigos sacaron provecho de la situación inmediatamente. Marc Rich,
tenido como el mayor comerciante de aluminio del mundo, empezó a
comprar aluminio ruso a precios ridículamente bajos, el cual lanzó al
mercado occidental en 1993 provocando una caída en su precio del 30%.
Este es sólo un ejemplo de la explotación rusa de Soros.
HUNGRIA:
Cuando el parlamentario nacionalista de oposición Istvan Csurka trató de
protestar contra la destrucción de la economía húngara por la estrategia de
Soros y sus amigos, fue etiquetado como ‘antisemita’ y en junio fue
expulsado democráticamente del Parlamento progobiernista.