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astronómicos, la negación de créditos fiscales y el recargo de las deudas ya
impagables.
- Luego Soros llevaría a sus ricos amigos capitalistas internacionales a
Polonia como compradores de las empresas estatales privatizadas.
El ejemplo más reciente fue el del gran complejo siderúrgico ‘Huta
Warsawa’, el que según estimación de peritos occidentales tendría un costo
total que fluctúa entre 3 y 4 mil millones de dólares.
En pocos meses el gobierno polaco aceptó hacerse cargo de las ‘deudas’ de
Huta Warsawa, para luego venderlo totalmente saneado a la firma milanesa
Lucchini por la suma de US$ 30 millones. Para la concreción de su plan
Soros recurrió a su joven amigo Jeffrey Sachs, asesor financiero judío
polaco, el que sin embargo no podía actuar profesionalmente en Polonia ya
que su certificación como asesor era válida sólo para Bolivia.
Para subsanar esto Soros lanzó una de sus opulentas Fundaciones, en este
caso la ‘Fundación Stefan-Batory’, que en 1989 otorgó a Sachs su
certificación oficial al tiempo que lo contrataba en Polonia. Según las
propias palabras de Soros él siempre ha trabajado y trabaja con Bronislaw
Geremek, asesor principal de Lech Walesa, el general Jaruzelski y el prof.
Trzeciakowski.
Este último es el asesor secreto del nuevo ministro polaco de Finanzas y
Economía, Lesczec Balcerowicz.
Soros reconoce haber sabido de antemano que su ‘terapia económica de
shock’ desataría en Polonia una fuerte desocupación, el cierre de fábricas y
tensiones sociales. Por eso mismo precisaba que Solidaridad tomara el
poder. A través de su Fundación tuvo también acceso a los principales
creadores de opinión en la prensa, como Adam Michnik.
Su colaboración con la embajada estadounidense en Varsovia le posibilitó
controlar la prensa mediante la censura, generando así propaganda para la
terapia de shock y alzándola agresiva frente a cualquier crítica.