LA LENGUA ES UN FUEGO
Y aquí tenemos que pasar a hablar acerca de la importancia de la palabra hablada. Las Escrituras ponen mucho énfasis en las cosas que los hombres dan escasa importancia, y una de
las mayores es LA PALABRA. No me refiero aquí de forma directa a Yahshua, sino a las palabras en sí, aquel sonido que emitimos con nuestras bocas y gargantas y que conlleva una
serie de significados intrínsecos (porque tampoco me refiero a cualquier ruidito gutural que
podamos emitir, sino específicamente a las palabras que usamos para comunicarnos).
Al parecer, nosotros los humanos no nos damos cuenta de toda una serie de cosas que maravillan a los cielos y nos hacen poseedores de ciertas características que para algunos de
ellos han resultado ser envidiables, al punto de arriesgarlo todo para tenerlas. Una de estas
características, como ya vimos, es nuestra capacidad de reproducción, de "prolongación" de
la propia existencia a través de otra existencia. Nosotros tomamos todas estas cosas muy livianamente y sin medir con cuidado y respeto su profundidad, que es kadosh como que son
maravillas que nos fueron dadas por el propio Creador. Las tomamos como cosas comunes y
corrientes, como quien se toma un café o se rasca la oreja. Pero son cosas santas, santísimas, y de gran misterio, y ya es hora que les prestemos la debida atención con la debida predisposición de ánimo, sólo para justificar que hayamos sido hechos A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, que eso nos interesa y que le damos su importancia, y que no Le sea una carga tan
pesada que nos deje caer como deshechos malformados.
Cuando Yahweh Elohim creó al mundo, LO HIZO A TRAVÉS DE SU HIJO, LA DAVAR. Existe
una poderosa fuerza creativa en la Palabra del Altísimo, Él la colocó a propósito en Su palabra:
medio de Él fueron hechas, y
sin Él nada de lo que ha sido hecho hubiera sido hecho.
En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de la humaniTodas
las
cosas por
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